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Extremaficcion tabloide (1996-1998)
Saturday, 6 March 2004









 


EXTREMAFICCIóN


EXTREMAFICCIóN


BUENOS AIRES MARZO DE 1998 NUMERO TRES VALE UN PESO



 


 


PERRO REGRESA


 


Han dicho que escuadrillas de helicópteros sobrevuelan estos días la ciudad capital, provistos de faros potentes aptos para infundir miedo, tripulados por pilotos especiales que lo ven todo gracias a cámaras de televisión capaces de enfocar hasta el mínimo gesto de un hombre que mira a la luna y apenas pestañea, haciendo gran despliegue de rotores y turbinas, ante la indiferencia de todos.


Un helicóptero es una aeronave que, tripulada o no, está provista de alas giratorias que le permiten ascender mediante un ardid físico-mecánico y se desplaza hacia adelante, gira sobre su eje o queda estático en el aire, a la espera de instrucciones en sentido contrario.



Desde esas máquinas voladoras nos vigilan a raz de nuestras cabezas. En pantallas de a bordo reproducen en detalle imágenes de nosotros que delatan que estamos allí.


No es probable que estén artillados.


Los han sofisticado para espiar.


Podría ahora mismo idear planes para derribarlos y ponerlos a consi-deración de los ciudadanos.


Naves que vuelan tan bajo son vulnerables a una andanada de balas bien dirigidas y disparadas desde escondites situados en pisos vigésimos.



Creo que es problable la fabricación de misiles caseros en base a proyectiles de cohetemodelismo, con modificaciones leves. Una acción certera, que dé de lleno en el foco de luz bastaría para producir averías de fuste.


Podría intervenir una batería de cañitas voladoras, lanzadas de a cincuenta; de tal modo es imposible fallar, alguna hará colisión y desastre.


Algún día se hará realidad un helicóptero abatido que se retuerce de dolor, quizá sin su piloto que quién sabe adónde fue a parar.



Aquellos que se sienten agraviados, o reciben molestias agudas en el alma o en el cuerpo, e intuyen que el peligro, al principio sordo y socavado, nos compromete más cada día, se dirigirán en delegación a las bases en donde se entrenan, comen y duermen alertas los pilotos policías, sin los cuales los helicópteros no podrían volar. Les dirán, hermanos, quédense en el suelo y vacíen de combustible los tanques de sus máquinas voladoras. Luego, todos cantarán una canción compuesta en forma especial. De ese modo, el acto concluirá y el grupo, exiguo, se retirará, en completo fracaso. Por su pobreza conceptual y por falta de espacio, quedarán dos o tres que, reunidos para comer unos fideos, decidirán una estrategia más agresiva.



D.W.


 


 


 


 


 


FIN DE SIGLO


Mario Varela


 


prólogo


 


estacionamos la camioneta y bajamos; la puerta abierta, el frío resplandor de la duda: ¿y si no es ella ? llegar en el momento equivocado - eh, disculpá, veníamos para tal cosa, ¿está...?- menos mal que hay un tercero, una tercera que no conoce la situación, relajando la situación, sopesando sin punto alguno de comparación. un paso adentro.



ella duerme.


-si, vení, pasá- un momento de intimidad. ¿será peligroso? no importa mientras sea rápido y fugaz como la duda.


el beso, atraviesa la mente, no llega.


 


 


capitulo I


 



un tal Ballard


no hay luces que construyan el camino, ni espectros que salgan del ojo asustadizo; ciegos, es mejor estar ciegos y mal acompañados.


el crash viene en la quietud de la noche, cuando sabemos que va a pasar. chocaría contra una pard de piedras azules: una mancha roja y los reflejos desprolijos del metal testigos de nuestro amor.


 


 


dios en el supermercado


--te sacaría una foto desnudo sobre la pila de cajas de leche-


van mucho más rápido, en otro mundo. interfieren, son gordos, gordas ellas y sus hijos. CUIDADO el diablo está reponiendo sentimientos. el duo satriánico llega como remolino y empieza desparramando las carnes, los vinos.



- andate, me nfermás la cabeza - . - pasa que estoy solita - ¿quién va a pagar la cuenta? del dolor a la carnicería, de los vinos al amanecer. la cajera, evitando complicidad, se pinta los labios de un rojo mora.


 


 


duo satriánico


--¿que no ascendimos el fuego?; si hasta el meo de los ángeles llegamos a oler y miles de alfileres se nos clavaron en la nariz, porque si hay algo asqueroso es el meo de esos páparos piojosos, la inmundicia marron que segregan sus cuerpos no es comparable a nada.


 



oración satriánica: san satriani libera nuestras mentes de Ernya, Enigma, la Bauhaus y Ded Can Dance; hemos cometido los errores que debíamos y si... say no more.


 


 


bárbara en la casa de la música


este es mi hogar, de él te doy todo, pero nada me quités, de él te doy todo pero nada me quités, de el te doy hasta la puerta de mi casa, donde accidentados y velocistas hacen señas al pasar. SILENCIO, mi hija tiene su madre tres veces por semana... no me van a enseñar a vivir... tomá tomá de esta basura y andate, o quedate o esperá. esperá y no hagas nada, no intentes nada, no tengas nada, no quierás ser nada. si escribís mi nombre en tus costillas vas a vivir cien años.



 


 


casa sola casa tomada


huyendo de la cama, del brazo fuerte pero dormido, de esta sangre pegadiza. -me gusta verte aburrido, me encanta-


 


 


los que se aburren con facilidad


los que se aburren con facilidad no confían demasiado, ni en ellos mismos; un apeito voraz pero distraído, los eslabones perdido, los invitados de honor.


 


 


ginger canta en el bar de la playa



ahora las cosas no parecen nada, piensa apoyada en la baranda del bar, sobre el lago. la cerveza se calienta con rapidez y los sentimientos se mezclan con el agua, se suavizan. voy a escapar piensa ginger, esos dos borrachos quedaron solos, no es mi caso, su amigo ha muerto, no tengo porque acunarte con el suero del olvido.


 


 


casa de la música: ¡hoy flash dance!


las ideas se mueven en la sombra, no como sombras, no son sagaces. toscas, torpes. bárbara se pinta como el cuervo, la casa está de fiesta, el éxito nos espera... si, decilo: la fiesta del fin del siglo.



-todo esto no es más que un montón de basura- dice ginger que había ido de mala gana y se va enojada.


los sentimientos se mueven en la luz, cegando a los velocistas, acercando los impactos, dando golpes como de viento.


 


 


driving


sigo al volante, sordo, solo las curvas del camino y la líneas amarilla-amarilla, blanca, blanquita: dice que me ama. ama a los velocistas y los destellos que dejan en la retina. otro mensaje, del viejo ballard: nada es mejor que planear los grandes accidentes de la historia.


 


 


kudo



remontando su mente en la nada, kudo, llega a la idea de la fiesta del fin del siglo, -tenemos que preparar los ensayos, alertar al mundo, el tiempo es un huracán que se nos viene ensima-.


 


 


aniceta la loca


mi hermana recogiendo los recuerdos negados de la familia. la bisabuela materna: aniceta la loca. una española viviendo en un pueblito de 500 habitantes, al sur de santa fe, a mediados de siglo: la nada, la mente de un amigo. aniceta enloquese después de su primer hijo, la internan, sale, tiene otro, enloquese, sale, tiene otro, la internan. las internaciones que pagaba su hermano, ruptura familiar. el primer hijo es hechado de la fortaleza Saez de Arregui y muere, el segundo safa: mujer he hija dentro de la fortaleza; el menor es el nombre del padre, del hijo y del espíritu. todos mueren.


un sicoanalista rompe las fotos de los que tienen sentimientos, en pos de su paciente. la velocidad del filo sigue siendo un milagro. -¿cuánto tenés en el bolsillo?



-nada, acabo de buscar y no tengo nada-


 


 


bárbara de visita en la casa de los médicos


 


--sigo lejos, aunque me veas...--


--mejor, no te soporto más barbi--.


 


(le espuma de los accidentes. las predicciones)



--tus reflejos serán dorados en la luz. sé que me vas a tener visitándote en el hospital, la piedra gris y rugosa de tu destino, el suave musgo por tus mejillas... ¿y estos hilos de agua?


--prendeme el televisor y andate barbi-.


 


 


tv, serie tv.


no hay problema, en el cap. 1 vence el amor y la traición de los amigos. un cielo de estrellas fugaces se desploma para deseos fugaces. todo bien vieja. en el cap. 2 un amigo le deja su hijo de 5 años como herencia, pero lo pierde en una mano contra el diablo (la última alma pura). sigue un cap. donde la depresión lo inunda todo; pero al final sale (el héroe). acordate: LAS COSAS NO VUELVEN A SER COMO ANTES. maditación para la pausa del día.



 


 


fabián viaja a chile


apoyado en la quietud del hogar fabián viaja a chile: el arcoiris termina del otro lado de la cordillera, espera.


este paisaje ahora verde, lo vio nevado en su momento, cuando los autos y los grandes camiones resvalaban hacia las banquinas. sabe que la fista del fin del siglo es una escusa. lo sabe mientras lee a Artaud: "Oficia con seicientos amuletos que crean zonas en su cuerpo. Da vueltas alrededor de los altares consagrados a los dioses; se impregna de ritmos, cantos, olores y múltiples ideas...", se interrumpe: va a volver al pueblo de noche.


 


 


satrianicos en la ruta


iban a la palestra cuando Desiderio los encontró y los levantó. nadie le avisó que no levante autoestopers cuando hay polvareda flotando en el camino. nuves de polvo como un túnel a pleno día, como andar encerrado. antes de llegar a la palestra san satriani había entrado a su vida. -uno más- se regocijaron los satriánicos viendo como aumentaba el racimo. abandonaron la camioneta para entrar al reino; a pleno sol, entre la tierra, yuyos que se pegan a la piel, arena... traspiración.



 


 


de tanto darte amor te hice feliz


ginger cree que es feliz, el sufrmiento es una cuota que hay que pagar, lo que nesesitás son hijos, antes de fin de siglo, le dijieron, pero vos varela, tan metido en tu fiesta, ¿qué húmeda realidad oculta? -de tanto darte amor te hice feliz- dice varela, mientras vuelve la atención a las cosas vanas.


 


 


desierto Diamanda Galas (comisión de auxilio)



åel rose de los pasos sobre la arena --¿hace cuánto que salimos?-- --15 minutos- . nos gusta la derrota. bárbara, fabíán, daniel durand y yo. --vamos, varela, caminá que es culpa tuya, nunca le dijiste que había satriánicos por acá--. a la media hora me siento como andando en auto. Desiderio como todos sabemos va a aparecer tirado entre unos médanos. Si Odín se llevaba sus muertos al banquete, Satriani deja sus vivos en el Diamanda Galas. somos cuatro en busca de un vivo que puede volver solo.


--volvamos que no hace falta...-- lo hacemos. esta noche vamos a tomar cerveza, apilar vinos. la camioneta puesta a cero frente a las rejas negras de la casa, nuestros corazones tachos vacíos que se oxidan en el desierto.


 



 


 


 


Marcelo tomé


 


 




 




O NO PASA NADA


O ES TOD LO QUE VA A PASAR


Fulvio Franchi



 


 


Un punto concu y recu rrido de la ciudad. ¿Ceremonia? que no tuvo comienzo digno de ser recordado. Regreso al mismo territorio. Parada de colectivo. Esperar un coche vacío con todo el tiempo del mundo. En ese momento, pensar. Pensar hasta creer entender algo. ¿Qué? Que : no pasa nada. O es todo lo que va a pasar. Entonces, frenar el apuro. Repetir el error día a día. Es decir, la rutina. Una equivocación cotidiana. Y un día : empezar a caminar. Hacia atrás. El recorrido del colectivo tiene un orígen desconocido. El colectivo siempre tiene una parada ante-rior. Deseo. Hacia atrás en el tiempo. Reducción al origen. Cuáles son las aguas en que abreva la línea número. De qué vertientes se nutre y toma impulso para llegar hasta el final. Conocer la verdad. El secreto de la procreación.



Un viaje en colectivo, como una criatura, nace se desarrolla y muere. Todas las cosas quizás. Si estoy en casa hago cagadas. Me quedo sin queso y a los fideos restos de goma de borrar. Y al vino el jugo que queda de algún enjuague. Tiempo para todo.


Alguna salida con mujer. En su risa el vicio y la maternidad. Detras de su aceptación cualquier historia rebosante de psicología y un final inevitablemente trágico. La niña preñada en sus primeras aguas. O. La niña hecha puta por. ¿Mí? No.


El hijo debe ser nombrado y lo es. Los padres ponen todo su amor. En el nombre. Vuelva a viajar en colectivo, y se da cuenta de cuánto dista eso. Del amor. ¿Por qué? Cualquiera hubiera sido lo mismo. Nombre. Y los fines de semana cambian.



El hijo tiene la culpa de todo. Hay que vomitar el fitito y pesar 100 kilos menos. Y salir a pasear con el fitito. Lo sanguchito y la jarra de jugo. Bajo un árbol, la siesta en el fitito. Con las patas pafuera. El regreso por la ruta congestionada. En el fitito. Y el insomnio. Pasaporte al lunes.


El día del descubrimiento. Todo lo que hiciste está mal. Llorá. Rezá. Flagelate. Te acordás de cuando ganaste. El campeonato de papi. Pensás que podrías poner la copa al lado del potus. "prometías mucho" (tu madre). Ganaste también el concurso literario del colegio. "dale palante" (tu maestro). Con el poema "Nochebuena en Coneticu" Seguiste Diseño Gráfico hasta pudrirte de copiar botellas. Seguiste Medicina hasta pudrirte de nombrar huesos. Seguiste hasta pudrirte. Tu conocimiento del tedio. O no.



El Tedio.


Tan visceral como la paja. Imposible acordarse la primera vez. Un día el hombre se aburrió. Buscó alternativas. El trabajo. El deporte. El sexo. El estudio. El turismo. Todo para sentirse un chirolita en manos del destino. Un topo Gigio de la angustia. Buscar actividades. Caminar. Correr. Cagar. Aprender portugués. Leer el diario. Buscar trabajo. Buscar deseos. Trabajar. Ir a Berlín. Tener hijos. Mudarse. Después nietos. Cuando los deseos.


Los propios no serán. Que sean los ajenos. La tradición del padre. Qué hijo no elegiría a su abuelo. Antes que al padre. El padre ha vivido más que el hijo. Lógica matemática. Enseña al hijo el negocio que hay detrás de todas. Las cosas. El error del hijo. Odiar a todas las cosas en lugar de odiar al padre. Joven el hijo está. ¿Cansado? De que no pase nada o de que esto sea todo lo que va a pasar. Peor : De que pasen siempre las mismas cosas.



División del día.


 


Cosas que pasan siempre.


Tratar de mantener la vertical cuando la resaca.


Tratar de mantener la normalidad cuando la locura.


Tratar de mantener el celibato cuando la leche.


Resultado = Orgullo de homoerectus.


 


Cosas que no pasan siempre.



Silvina pasa y me da la mano a lo hombre. En dos movimientos. O sonríe y yo le adoso mi deseo a su mejila izquierda. Sus yéndose nalgas redondas se multiplican de a pares. 2, 4, 6, 8. Nalgas. Calidoscopio de nalgas envueltas en pantalón negro. A partir de ellas : todo gira y pierde sus contornos. El mundo se ensancha. La luz domina. Como todas las semanas, decido dejar de tomar antes de ir a trabajar.


En la luna. Firme. En mis trece. Lunes 13. De enero. Calor. Verano. Y la mitad de la gente que no está porque se fue de vacaciones. Lejos del yugo. En el yugo los bueyes. Con cara de hombre. ¡Pero miren bien las pezuñas! Debajo del escritorio. En lugar de los zapatos. Mi Orgullo me salvará del Oprobio. Y de que no pase nada, o es todo lo que va a pasar.


Orgullo de buey + Orgullo de homoerecto.


Resultado.



1– La saliva es ácida porque está conformada de acuerdo con la siguiente proporción : de cada 5 partes, una y fracción son de alcohol. Las restantes, poco pueden influir para.


2– La barriga crece, esencialmente hacia los laterales.


3– El deseo disminuye. El culo concret palpable cercano al calidoscopizarse se vuelve abstracto ideal lejano.



4– Al superar la barrera de lo mediato el tiempo salta a la categoría de lo inútil. La pregunta para qué sucede a la pregunta cuándo.


5– La posición estático sedentario compensa la falta de disposición para recorrer distancias mayores a las.


6– La expectativa por el momento del movimiento es anulada por las dilaciones temporales descriptas en 4–



 


Sic transit gloria mundi. Si transa su gloria el mundo. O exclamación. ¡Si transa su gloria el mundo! Todo se sucede. Y aunque no se quiera se avanza. Se conocen los detalles. De algunas cosas. Y otras ni se sospechan. Las canas le dan cierta majestad a la pavada. Un premio por la espera. La paciencia. Lo cierto es que en cuarenta ¿cincuenta? ¿sesenta? ¿ochenta? no ha pasado nada. Años. Era todo lo que había por pasar. Nunca hay uno pasando. Y de golpe pasaron todos juntos. Como lo parásito. Lo decía mi madre. "Lo parásito vos plantaste un rosal y de la noche al día no te dejaron ni las espinas."


 


 


COSA DE NEGROS



Santiago Vega


1. El rincón del litoral


 


Washington Cucurto quedó impresionado mirando a las chicas del supermercado. Una extraña luz se encendió en sus ojos y su cara de provinciano alzado tomaba rara textura. Bizcacheaba los culos debajo de las telas; de las gruesas, azuladas e impe-netrables telas de jeans. Espaciaba sus ojos en el devenir de las nalgas... ¡Recién llegado y alzadísimo! ¡Erectaba sus huestes el toro tucumano! Miraba los redondos porteños culos de las señoritas que repartían volantes y perfumitos ante las puertas del Coto y se afanaba en que ése y no otro fuese su Jardín de la República... La propaganda del mundo giraba en tiernas manos. El dinero del mundo se valía de rostros angélicos y vidas adolescentes. El comercio bañabase entre la delicadeza y formábase buena imágen, era mirado y deseado por todos... El dinero del mundo excitaba las pupilas y transpiraba las neuronas. Tornábase blanco y delicado. El comercio del mundo era hermoso y tierno como un tierno gatito en un poema de Penna... El dinero era la lontananza, la juventud y la bondad...



Su negra poronga tucumana iba tomando un tamaño y un color exraño, distraíase en una burbuja de imágenes: ¡Esos rosados ojos de dieciseis años! ¡Esos adánicos ojos palpitantes que lo ven todo roto!... ¡Esos ojos usados en el campo! ¡El milico rompiendo el culo de la guacha! ¡Mi padre rompiéndoselo a mi madre! ¡el de la profesora y el del profesor! ¡Todos queremos ver sangrar agujeros! ¡Todos quieren que les rompan el agujero! ¡Ellas quieren que las singen y les rompan el agujero! ¡El campesino se lo rompe a la gallina! ¡El uruguayo a la gualeguaychense! ¡El ticky le cierra el ojo a la ticky!...



Y fue al final del insoportable verano, de la edwariana melodía del verano, cuando Washington Cucurto llegó en la Veloz del Norte, entre bolsos y bolivianos cruzó la calle y se sentó en las veredas de Plaza Constitución.


A esa hora imprudente de la tarde y en esa etapa tardía del verano, Washington Cucurto recaló en Bs.As. paró un taxi puso en el asiento trasero su bolso. Se distrajo un segundo o ni eso, mirando el culo ceñido de una pendeja. El tacho arrancó jalonando el aire de ambos costados, produciendo una ventisca caliente y sofocante un chisporroteo salió de sus chapas; se elevó hasta las ramas de los árboles que a esa hora estaban cubiertas de hollín y vapor de los balcones bajos...



La puerta quedó abierta y al doblar por Garay el xaxo va a rodar, dando saltitos acrobáticos, al medio de la avenida. En eso, se enciende el semáforo y una manada de autos y colectivos se lanza encima de la Avenida. Cucurto se tiró jeta abajo, al mejor estilo guaraní: esquivando guardabarros, escupidas e insultos de tacheros y colectiveros..., amagues de pisarlo entre ruedas inmensas como patas de elefantes, gambeteando guardabarros ingratos, paragolpes mugrientos...


¡¡¡Tucumano sembrador de papas!!! ¡Andá arrancar limones! ¡Que te crees que estás en las vías de un ingenio! ¡Negro lamedor de caña, correte que te piso! ¡Quien sos el hijo de Bussi! ¡Dale Palito! ¡Dejá de langüetear el asfalto que ahí no salen limones!, repetían tacheros y colectiveros. Cucurto seguía con la mirada clavada en el xaxo. Creyó verlo pero se interpuso un colectivo echando ráfagas y levantó una cortina de humo espeso y negro. El humo le enrojeció los ojos y lo hizo llorar. Un fuerte ardor en la garganta lo enmudeció por un rato. Cuando abrió los ojos vio entre los troncos de los árboles a un pendejito de cinco años, rubiecito, que corría con el xaxo. El borrego cruzó las plataformas rompiendo filas trabajadoras. Agarró Lima y dobló por Salta llevándose por delante vestidos, remeras de mickey y jeans de los puestos callejeros que estaban armados en la vereda. Esquivó puestos de panchos y gaseosas, carritos de helados. Dobló por O’Brien pasando frente al Samber Club, tocando pechos y nalgas que a esa hora hacían cola para entrar a la bailanta. Cucurto lo segía llevándose por delante todo lo que el guacho esquivaba: vendedoras, puestos ambulantes...



Su mala suerte llegó al colmo cuando se llevó por delante un carrito de panchos: se derramó el agua sobre su pantalón blanco pisó las ssalchichas y se cayó sobre un charco de agua hirviendo, quemándose a lo bonzo, se le escaldaron las piernas y se le pelaron los codos. Los huevos se le pusieron negros y la bolsa escrotal se le hundió dentro de la vejiga. Se paró pisando salchichas y potes de mayonesa. Dieron la vuelta a la manzana ante la mirada increíble de todos los vendedores.



Salieron de nuevo a la Plaza pero entrando por Caseros, dieron tres vueltas completas y Cucurto cayó dos veces al agua podrida de la cuneta, la camisa de seda blanca y el chaleco negro de cuero quedaron hechos una miseria. Olía a agua podrida con gusto a pancho y mayonesa... El pibe se escapó y Cucurto exhausto se tiró sobre un banco de la Plaza. De pronto desde un Rolls Royce blanco parado en la vereda del Coto, un negro dominicano, le toca bocina y le grita: "Washington Cucurto, de los Impertinentes!". "Si", dijo Cucurto. "Vamos, suba que tocan dentro de dos horas" El negro al mirarlo de cerca le dijo: "Pero qué le pasó hace dos horas que llegó a Buenos Aires y mire como está!" "Qué le pasó lo pisó un carrito de panchos", el negro se reía. "Me robaron el xaxo." "Pero qué paraguayo cabeza de kiwi. Bueno, vamos, suba y cuidadito con mancharme el tapizado..." Cucurto al entrar al auto se chocó con unos labios rojos y gruesos y una cara morena bellísima. Un par de tetas muy grandes y redondas debajo de un top rojo y unos pezones negros como ciruelos. "Perdón, no los presenté, ella es Suni la Bomba Paraguaya. Dueña y señora del hombre más rico de la Republiquísima Argentina, el superempresario bailantero, Fabián Casas. El hombre que lo contrató para que canten esta noche en su bailanta."



(Continuará)


 


 


Marcelo Tomé


 


EL POEMA DE MIGUEL


Rolando Revagliatti


 


El dieciocho de agosto de mil novecientos ochenta y dos la enfermera que acompaña a Miguel en el vehículo que efectúa su traslado desde el Instituto Ricardo Gutiérrez, nos proporciona los primeros datos: Miguel nació en Tucumán el ocho de diciembre de mil novecientos sesenta y seis. Sus arranques agresivos eran cada vez más azarosamente neutralizados por el personal del Instituto. El médico de guardia anota en la historia clínica al internarlo: "Hijo de madre soltera. Al año y medio enfermó de meningitis y fue abandonado. Permaneció en un hospital de Tucumán durante tres años, hasta que la madre es obligada a retirarlo. A los cinco años todavía no hablaba ni caminaba. La madre se casa y lleva a Miguel con ella y el marido. A los trece años, Miguel comienza a fugarse de su casa y a alcoholizarse. El padrastro bebía en exceso en forma habitual. Miguel es internado en el Tobar García, intoxicado. Luego queda a cargo de Minoridad en el Gutierrez. Reitera fugas. Cíclicamente colérico, profiere amenazas. Y el siguiente episodio: persigue a otro internado con un cuchillo y pega a una celadora. En el Instituto habría concluido tercer grado. Se niega a ingerir otra cosa que no sea pasto y hojas de plantas. El paciente refiere ataques de temblor y mareos. Pulcro, con rigidez de movimientos. Hipoproséxico. Parcialmente orientado auto y alopsíquicamente. No presenta alteraciones perceptivas en el momento del examen. Curso de pensamiento retardado, con interceptaciones. contenido, por lapsos, incoherente. Hipomnésico. Hipotímico, aunque con alguna labilidad. Se asusta al pasar a su sector. Llora y anuncia que cree que va a pegar a alguien. Hipobúlico. Juicio insuficiente. Diagnóstico presuntivo: debilidad mental; epilepsia". Y añade: "A las ocho horas: Tegretol y Halopidol (...); a las catorce: idem; a las veinte: Halopidol y Nozinam (...)"



A los tres días padece unacrisis de tipo epilépticogeneralizada motriz. Se modifica la medicación.


A la semana, por la madre nos enteramos de que las convulsiones empezaron a los siete años y que fueron evaluadas "gran mañ". De que Miguel tiene cuatro medio hermanas, todas hijas de ella y su marido. Rectifica información: escolaridad de Miguel: primer grado. Siempre se mostró, asegura, "violento conmigo y con las nenas'. Finge ser mudo, en ocasiones, desde hace un par de años. Tenía un amigo que, en efecto, era sordomudo. La madre desconoce de qué juzgado depend su hijo.



Al iniciarse una sesión de musicoterapia, compañeros de habitación denuncian que Miguel al despertarse por las mañanas se golpea la cabeza contra la pared. A él le satisface que se descubran esos hechos. Amaga con reproducirlos. Cuando otros integrantes del grupo ejecutan instrumentos percusivos, formula manifestaciones infantiliformes, algunas de tenor hipocondríaco. Evidencia sentido musical, soplando entre sus manos juntas y ahuecadas, semejando el sonido de la quena al obener un ritmo folklórico del altiplano.


Al mes, los del plantel profesional coincidimos: pertinaz implementación seductora es la que Miguel actúa con nosotros.


El electroencefalograma de Miguel determina: "Marcadamente lento y desorganizado, con aparición de brotes de ondas. Inexistencia de paroxismos comiciales francos, tanto en el registro espontáneo como durante las actuaciones. Puede corresponder a sufrimiento cortical inter o post crítico".



El diagnóstico a aprtir de la audiometría tonal y vocal indioca: "Anacusia de oído izquierdo. Hipoacusia perceptiva de tonos altos en oído derecho".


Su psicoterapeuta individual transcribe en la historia clínica locuciones de su primer año y medio en nuestra institución: "Miguel es malo, no hay que quererlo; Miguel es malo porque a las madres hay que quererlas siempre; Miguel es malo para que no lo quieran".


Lleva a cabo en el parque tareas muy simples por las que se le remunera. Compra atados de cigarrillos en el kiosco de la clínica y revende los cigarillos por unidades. El no fuma todavía; esto ocurrirá más tarde, cuando, además, cese de afeitar su rala pilosidad.



Previo a cada reunión, al impartirse la orden de preparar la Sala de Comunidad, en etapas sociables es el primero en movilizarse. Serio y enérgico manipula sillas de metal y de madera. Las revolea no sin destreza, como desentendiéndose de la integridad física de las personas próximas. Invariablemente sentado cerca dela puerta, la abre o la cierra cuando algún terapeuta entra o sale del ámbito. Y con renovados vigor y pericia colabora en el desarmado del círculo de asientos. en esas asambleas, en los períodos más paranoides, prefiere apartarse, de pie, y fuera de la ronda conformada por pacientes y profesionales. Redacta impresiones o solicitudes en hojas de libreta que impone como obsequio a mucamas y celadores. Cada tanto le entrega notas a la coordinadora de la asamblea comunitaria, para que ella lea en voz alta sus quejas: hurto del candado de su armario, o de la llave del candado u otra pertenenecia, etc. La coordinadora sólo accede a que sea él quien lea su propio escrito. Y entonces Miguel lo hace con una voz distorcionada.


Sus berrinches promueven ásperas discusiones. En cambio, en sus rachas cariñosas se adhiere con torpe frenesí a cualquiera de nosotros, rie y bromea pocurando establecer incondicional alianza. Nos impacta su aire triunfante cuando se oye llamar tío, el tío, o cuando aporrea una lata, pueril bombo legüero, dando vueltas por la canchita de fútbol. Hay que estar atentos, porque por ahí se introduce en el office de enfermería, y arrebata su medicación del pequeño plato en el que consta su apellido, y la traga. Imperturbable, pero con el debido permiso, calienta agua en el calentador eléctrico. Sale y vuelve a entrar al office, vigilante, experto, con el mate en la mano. Y con su equipo a cuestas se instala en el portón que comunica el sector de adolescentes con el de adultos.



También en psicoterapia ha revelado: "Mis hijos son los animalitos. Mo mamá los mandó matar. Tenía dos perritas negras. Sueño con las perritas"; "Ahora crezco, los pasos a todos"; "Me gustaría salir fotografiado en una revista con mi mamá y mis hermanas"; "Ahora están juntos viviendo, pero separados: así quería yo"; "Con los anteojos de mi padre veo bien"; "¿Qué será que me pasa que extraño a mi mamá?"; "Tengo miedo porque estoy solitario. Las madres sueltan a los chicos, se quedan solos y tienen miedo como yo"; "¿Y si a los chicos les da un ataque,las madres se asustan y vienen?"; "Me iba cayendo como si estuviera en una rueda, se puso todo oscuro y me tiraron agua: me mejoré"; "Estoy solitario, me gusta estar así. Por eso le pego a los chicos"; "Si habla d ela madre, Miguel se pone mal"; "Si miguel es momia, está mejor. Si Miguel se mueve, es malo: muerde".



Preguntó a la terapista ocupacional al recibir de regalo un barco de cartulina de una paciente: "¿Po qué quieren a Miguel?".


Algunas conductas bizarras han ido cediendo: tal la de masticar caramels sin sacarle la envoltura. Quienes lo tratamos no avizoramos confiables perspectivas de estabilidad: hay nula continencia familiar y daño irreversible.


Me entregó a mí esta vez un manuscrito, en letra de imprenta y plagado de errores ortográficos. Corregidos los errores y dispuesto el texto como verso libre, les doy a conocer este reclamo:



"Estoy queriendo qu eme lleven


de la clínica a un colegio,


para que esté más mejor;


esté bien en el colegio.


En la clínica me da lástima,



no quiero estar en la clínica,


quiero estar en el colegio


porque en la clínica me dan lágrimas,


porque no quiero estar en la clínica,


quiero estar en el colegio para que no llore,


esté bien en el colegio,



y en la clínica lloro.


Me quiero ir de la clínica,


si no me llevan a un colegio


voy a estar mal en la clínica,


todos los días voy a llorar.


Si me llevan al colegio voy a estar contento


y no voy a llorar en el colegio".



 


 


 


 


UNA PEQUEÑA EXLICACIóN


PARA TODO (versión remix. para extremaficción)


 


Darío Rojo



 


 


Nobleza, que por detrás de una su manera de pared de madera halló y que en vena áspera de tacto arrugado un espejo negó a estrellas pusilánimes que a la luna ni miseria añade. Si sobre sueño de Deseo flamenco :Vaya a bordo o tablones bebida el, pero ni por oxidó u oxidó el arañaso de alianza.



 


El vacío es entonces la abstinencia del corazón de la abstinencia es entonces el vacío la abstinencia el corazón es entonces.


 


Caravanas de un tiempo que sin razón en nuestras almas de exhibición. Con disimuló su toma de miembros de violencia y principio agarraron qué no pueden ser tratado Piedad que con ingenioso mecánico ilumina desconocidos gestos exclusivos en donde polvorean para circular La entrega de la destruccón que detuvo. Ame para darme a la oreja :Exclusivo de esta marera escuchando Como enjambre de zumbidos libres para vidrio y demás de cristal Sin funcionamiento de desprecio y en su valor de distancia reside ¿Sea que en arado de su imagen de brazos rápido para reconocer impedido? ¿Sea posible que qué el tiempo real como pondera el lugar no ha juntado a navaja recientemente brillo? Engrase cabello y aire. prpare una carambola, cmo una verdadero tahúr dice a el publicado como para si :"Si salga".



 


El vacío es entonces la abstinencia del corazón de la abstinencia es entonces el vacío la abstinencia el corazon es entonces.


 


Podría ser que en una pasado remotísimo estrella así el manera incontinente, el pensamiento labio de dirigidos arponea a el mismo blanco seguro en el disparo en el tiempo del brazo hacia atrás entrecierra ojos, pero algo Ocurra y otro lanza preparó. Yo que una sencillo empleado ha sido de una espíritu, tan débil como rebela.



 


 


 


DUO


Juana Verdum


 


1/ SENTENCIA


 


Sin importar sus condiciones misérrimas de existencia, la gata María dio a luz a tres hijos. A uno lo comió un perro, a otro lo mató el frío y el tercero vivió y recibió el nombre de Jesús.



Jesús creció, era débil y temeroso. María lo crió como pudo, y cuando no había qué comer, no comían.


El cuerpo de Jesús era tolerante; y al cabo de crecer envejeció, hasta que llegó el día de su muerte. Para entonces María había muerto también y los otros gatos, que eran todos santos, invadían el planeta.



Un día, Jesús gato miró a los otros gatos y les dijo:


yo no he venido a redimir a nadie,


sólo he venido a decir que todos ustedes son gatos,


simplemente gatos y nada más que gatos.


Luego de decir ésto, los ojos del gato se volvieron violetas y un maullido mínimo salió de su boca: acabó de morir.



 


 


2/CONVERSACION ANTERIOR A LA COMIDA


 


—Tengo hambre: ¿hay fideos exiliados?.


—No, en realidad encontré una bolsita de arroz repatriado.


—¿Y a qué saben los arroces repatriados?


—Bueno, físicamente son atractivos, ocurre que tienen diversas tonalidades.



—Ah, entonces, mejor no los como. Pueden digerirse mal.


—Depende. Justamente aquí encontré un trozo de queso repatriado de Lituania. Este queso sufrió un exilio en Armenia y abordó el último trasbordador espacial. Aquí se hizo de una pequeña familia a la cual le consignó dos números que aún no conocemos.



—No me diga más. Tengo hambre y los voy a comer.


—¿Está seguro?, porque me voy a comunicar con el queso repatriado para aislarlo de inmediato.


Se retira. Luego desempaca el queso blanco. El queso blanco es simplemente un cuadrado blanco con un par de números.


El hombre lo mira con lástima.


—Este queso repatriado no oye, no ve, ni respira. Pobre.


—Suele pasar con los repatriados. Son seres enajenados y resentidos. Nunca les tenga lástima.



—Bueno... (piensa un poco) ahora que lo pienso le tengo lástima. Le habrán prometido muchas cosas para remolcar aquel trasbordador. Dígale que le perdono la vida.


—Se lo diré de inmediato. Pero, no sé, quizás no se lo diga nunca. El nunca supo que su vida corría riesgo alguno.


 


 


 


 


Director: David Wapner / Equipo de textos: Sebastián Bianchi, Fulvio Franchi, Daío Rojo, Rolando Revagliatti, Marcelo Tomé, Mario Varela, Santiago VegaJuana Verdum.



©1998-2004, para todos los autores incluidos en esta publicación.


 


 




Posted by viejextemaficcion at 4:08 PM

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