BUENOS AIRES DICIEMBRE DE 1997 NUMERO DOS VALE UN PESO
HELICóPTEROS
Han dicho que escuadrillas de helicópteros sobrevuelan estos días la ciudad capital, provistos de faros potentes aptos para infundir miedo, tripulados por pilotos especiales que lo ven todo gracias a cámaras de televisión capaces de enfocar hasta el mínimo gesto de un hombre que mira a la luna y apenas pestañea, haciendo gran despliegue de rotores y turbinas, ante la indiferencia de todos.
Un helicóptero es una aeronave que, tripulada o no, está provista de alas giratorias que le permiten ascender mediante un ardid físico-mecánico y se desplaza hacia adelante, gira sobre su eje o queda estático en el aire, a la espera de instrucciones en sentido contrario.
Desde esas máquinas voladoras nos vigilan a ras de nuestras cabezas. En pantallas de a bordo reproducen en detalle imágenes de nosotros que delatan que estamos allí.
No es probable que estén artillados.
Los han sofisticado para espiar.
Podría ahora mismo idear planes para derribarlos y ponerlos a consideración de los ciudadanos.
Naves que vuelan tan bajo son vulnerables a una andanada de balas bien dirigidas y disparadas desde escondites situados en pisos vigésimos.
Creo que es probable la fabricación de misiles caseros en base a proyectiles de cohetemodelismo, con modificaciones leves. Una acción certera, que dé de lleno en el foco de luz bastaría para producir averías de fuste.
Podría intervenir una batería de cañitas voladoras, lanzadas de a cincuenta; de tal modo es imposible fallar, alguna hará colisión y desastre.
Algún día se hará realidad un helicóptero abatido que se retuerce de dolor, quizá sin su piloto que quién sabe adónde fue a parar.
Aquellos que se sienten agraviados, o reciben molestias agudas en el alma o en el cuerpo, e intuyen que el peligro, al principio sordo y socavado, nos compromete más cada día, se dirigirán en delegación a las bases en donde se entrenan, comen y duermen alertas los pilotos policías, sin los cuales los helicópteros no podrían volar. Les dirán, hermanos, quédense en el suelo y vacíen de combustible los tanques de sus máquinas voladoras. Luego, todos cantarán una canción compuesta en forma especial. De ese modo, el acto concluirá y el grupo, exiguo, se retirará, en completo fracaso. Por su pobreza conceptual y por falta de espacio, quedarán dos o tres que, reunidos para comer unos fideos, decidirán una estrategia más agresiva.
D.W.
LA BOLA EPICA
Nestor Colón
LA EPICA DE NARRAR
En realidad todos jodimos un poco con la épica de narrar y tanto jodimos que se hizo una bola enorme: épica, lícita, lisa. De repente el país entró en trance de irse al. Dicho mejor, entró en trance de irse o de venirse, pero siempre al. La General algarabía diseminó talleres de narración en los lugares más insospechados. Reproducíanse los susodichos cual plaga langostina. Los diarios a boca e' jarro, canillas a voz en cuello, reclamaban oficiales de látigo manejar: pa' adiestrar a los narrantes, a los muchos aspirantes. Era de no creer, el país era una letra en curso de irse al o devenirse pior. En las afueras de los talleres se hacían oír al son de las arengas las fanáticas consignas: ¡NARREN! ¡NARREN! oírse hacían. En tanto, el nuestro General coordinador sacábase fotos; a color en Somalía, grises para Zagreb. ¡Era una kodak fiesta! Tocaban fanfarrias en su honor. Recibía artesanales pantuflas hechas por indígenas en estado de Espeleta. En Nueva Guinea y en el Mar Caspio estudiaban nuestra identidad. Dicha fama llegaba a los confines del y al devenirse más, llegaba. Y acá en casa todos narrábamos, al son de las arengas, mate cocido de por medio y dieciseis horas al día, narrábamos.
TOMO III: LA CONVALESCENCIA DE ALMA TADERO
¿Qué han hecho de Alma Tadero?
¿Qué han hecho de Alma Torral?
¿Qué han hecho del emporio del achure?
¿Qué de la loza ? ¿De la abuela, qué?
¿Qué han hecho Eche Verría, con los berríos de los nuestros?
¡Estos salvajes rozinantes nos han cagao lo mejor de una generación de guionistas!
¿Qué han hecho don Esteban?
¿Do fueron ha parar?
¿Do Migré?
¿Do Lozano?
¿Do Lo Roto y la Santa Cruz?
Nos han cagao nomás. Han hecho cascallar a lo mejor. Y bien cagados nos dejaron. Hasta las patas, nos dejaron, con su profesional procedimiento:
--A ver vos, chalchalero
¿Do queda el aguantadero,
de Lira Alma Tadero?
¡la PROTA
del TELE
de la TAR!
¿Do carajo escondieron las desinencias?
¿Y por qué mutilaron el texto del delito?
¿Do migraron el Beefsteak y la Nerca?
¿Y do a parar la pie de página?
¿Do?
TOMO IV: LA CONVALESCENCIA DE ALMA TADERO
(Parte dos)
Por eso Don Esteban, usted siga batiendo el parche del matambrito, la tripa corazón y el tongorí.
Deje ya esos cuajos de sangre punzó (sangrasa seca).
Pues en estos parajes, olívase la inspiración a vejigazos y las sombras vacunas ya ni pasan. Una que otra vez, algún pejerto en somb
ras se va de cámaras y lo pasamos a silencio, mas después solamente: enlatar de higos turcos en las góndolas del market y en la tarde higos nuestros, cayendo como muñecos.
Por eso amigo Don Eche, a su edad, ya ni vale la pena que siga exponuendo las butifarras, por ése, al suyo decir: gallardo mozalbete. Deje que los infames sayones de él se ocupen, llevándole al matorral y a nalga pelada le depilen: al último grito de la Mazurka, y de paso le den verga de la buena y no cháchara del alma.
Al fin y al cabo, ese pebete no es más que:
UN MENTECATO
UN CAJETILLA
HINCHA DE RIVER
PERRO UNITARIO
Y pa' más (¡puaj!)
VEGETARIANO
MEMORIAL DE UNA EPICA CAMPAÑA/ II
Y a la húmeda de la pampa, también llegaremos: Cal, Ceresita y Gofio. Habrá que destemplar los yuyos, que no quede ni una maceta en pie. Lo quiero todo liso, liso y brillante a ese solaz; ¡Linda Playa de Estacionamiento!, en ese desperdicio bárbaro, desmesura de inciertos pajonales.
Y nada de ¡Oh! Campo Traviesa, las damas literarias estarán prohibidas en ese confín, y menos por dinero: "Los juegos de Damas por dinerillos, serán seriamente reprimidos con penas: de nosotros, hasta cuatro años de añejamiento en familia." He dicho.
¡Y guay! con el escupir pa' arriba, que también es penalizado. Pues cae luego de su elipsis el esputo sobre los nosotros mismos y prodúcese la temible: Alambrada en un mismo ser (fiebre fatigosa que impide el buen atravesamiento del desierto).
Ahora: ¡Oh Campo Fuera! fuera menos punible por fuerza de mayor razón, pues es que la escrituraria tórnase más libertaria por desencadenarse en un circulito perimetral, cuasi marginal al confin travieso.
Entonces: en el irse pa' juera está. No debe limitarse el hombre --ni la mujer si la hubiere-- en un sólo atravesar: "Suo Campo Lírico", véase al respecto como figura retórica: "El esculpirse pa' dentre", que así diz:
Resulte queste al fablar
en su onanismo lídico
a de trovar.
E la bola nostra
se faze mui muito difícil
de trasladadar.
Ignición
Daniel Durand
I
Estuvo lloviendo todo el fin de semana,
detras de los muros de la casa croan las ranas
y un viento que se anticipa a la refrescada nos
calma, ya no tomamos mate, entramos a la
casa y miramos deportes por la tele, algunos
familiares vienen de visita. El pasto reluce de
gotas y la perra nos mira con la pelota de tenis
en la boca. qué más puede suceder, no queremos
ir a bailar, hoy no nos vamos a mamar.
Los hechos se suceden unos detras de otros, nunca
se agolpan, si se muere un pariente, en esos días
solo sucede eso, y despues descansamos otros días,
en los que nada pasa, sopla el viento en las
últimas ramas de los sauces y croan las ranas detrás
del muro, si es que ha llovido; de lo contrario, escucho
grillos, zumbidos lejanos de motores, ladridos de perros
a lo lejos, y cuando agarro velocidad con las teclas ya
empiezo a oler en el aire, empiezo a sentirme extraño,
cuando el estado de trance esta a punto de apoderarse de mi,
canta un gallo, entonces me tapo con la almohada y me duermo
para no escucharlos. Pero hoy no, hoy he comenzado
temprano a esperar que algo me posea, vienen unos recuerdos
bobos a la mente y los deshecho, empiezo a imaginar
pero todos los caminos de la imaginacion terminan en Susana,
en su calma, en su calamitosa felicidad.
Modifico los márgenes para lograr velocidad vertical, siempre es buena para atrapar un momento de pasión exaltada, si no me exalto y no siento que estoy a punto de quebrar el aburrimiento del mundo con palabras no me importa la literatura, no me importa el arte si este no me sirve para conseguir quinientos imperios en una sola noche de una sola sentada. esta noche voy a jugar de ganador pero a mi mismo me he de recordar que esto solo por ser el primer día de escritura, luego de haber estado inactivo me encontraba demasiado entumecido. Me pongo a escribir porque estoy tremendamente aburrido y estar aburrido no me gusta, no me voy a regodear en las desdichas o delicias de la infelicidad, el tedio es lo peor que me puede suceder y voy en busca de emociones literarias, cuando voy en busca de emociones que no son literarias no escribo, ando por las montañas, ando por el mundo atravesando mares en barco y llanuras en trenes, pero no escribo, y cuando me enamoro tampoco escribo, porque despues seguro que me aburro de esa persona y ya me dan ganas de escribir para no aburrirme, ahora estoy cansado y perdido, desearía encontrar una luz que me guiara aunque sea a ninguna parte: Angeles estaba extasiada y contaba que en su pieza de Acasuzo estaba echada, y pensaba con una gran sonrisa en su hermosa nada, ella es feliz porque sus padres son felices porque en su barrio todos son felices, porque sus abuelos vivos son felices y todos sus antepasados muertos todavía aún se hallan felices en su tumba y si vamos al cementerio y destapamos los cajones vamos a ver la enorme sonrisa, los dientes de sus abuelos que aún muertos hace años persisten en la eterna acción de sonreir. Yo no estoy feliz porque la felicidad me aburrió, pero tampoco estoy triste, porque la tristeza me cansó, pero menos todavia me encuentro aburrido, ahora estoy buscando un ejercicio que me ocupe en estas horas de la noche, para que me aleje de las elucubraciones felices del futuro que vendrá y que me aleje de los recuerdos. Pero hoy no quiero especular ni ponerme metafísico ni romántico ni nada, el problema que voy teniendo en este texto es que es demasiado hablador de si mismo, pero sabré perdonármelo porque es el primer día de mi vida que escribo, con redes que esperan para cuando llegue el momento en que la mente que tengo, que no es mía, se le prendan las luces y arranque en dirección de un percepto, de una emoción contundente, aburrida, desoladora. Yo no debería poner puntos no deberia descansar tengo que seguir hasta que llegue la exaltación a los versos y me de una alegría, no una gran alegría porque de las grandes alegrías a mi me cuesta mucho reponerme.
Escucho unos retumbos, igual se notará que he parado de escribir para buscar cigarrillos y mear y tomar un poco de agua, tambien se nota que he releido el texto desde el principio, (y luego de meses de escrito tambien he corregido) en eso me han sorprendido los retumbos, que vienen de la calle, estuve un instante con nada en la cabeza y los retumbos fueron solo eso, como chispas invisibles, solo de ruido, detonaciones sin ton ni son producidas por el aire, pero ahora ya sé, son tres caballos que vienen trotando por la vereda, azuzados por dos niños que corren descalzos detras de lo animales, uno de los caballos lleva unos metros de soga colgando del pescuezo, son jóvenes y los usan en los carros que hay a la vuelta en los ranchos, Allí viven como treinta y son los únicos que animan este barrio con sus robos y correrías, tiran tiros a la oscuridad cuando estan muy en pedo y el vino se les termina, con esto anuncian que estan enfurecidos y sin alcohól, despues salen a dar vueltas por el barrio, pero como todos los vecinos han escuchado los tiros estan alerta detrás de todas las puertas de las casas, yo no soy como mis padres, juro que no soy como mis padres, las armas me producen una profunda alegría, son una esperanza, si algo puede cambiar las cosas es un arma, pero yo no soy como ellos, tengo trabajo y he tenido anillos ensartados en los dedos, yo no soy como ellos pero ellos quieren, quieren respetarnos acá, a toda la familia, igual los respetos siempre son diurnos, porque cuando llega la noche la rabia los gana y pierden toda la educación solar y a los tiros nos avisan que van a ganar las elecciones. Ellos van a votar a nuestro candidato, al hombre que va a favorecernos a nosotros con sus leyes , pero los que tendrán que ir a votar serán ellos, ellos pueden cometer semejante acto de barbarie, que es ir , entrar en un cuarto oscuro, en el aula de una escuela, con pizarron y pupitres apilados contra una pared sin ventanas, pieza oscurecida con mapas viejos de amarillentas telas multicolores, y despues hay que salir con un sobre en la mano y meterlo dentro de una urna delante de la mirada de mucha gente, pero todo eso lo tienen que hacer ellos porque yo nunca he podido elegir candidato, no hay candidatos, que digan algo que me haga pensar que algun día puedan ser poseidos por un instante de exaltación, él solo podrá beneficiarnos a nosotros los que escuchamos los tiros y alaridos de los ranchos de la otra cuadra detrás de nuestras puertas, pero no quiero hablar de estas cosas en este texto, solo quiero escribir unas cosas que estoy esperando que sucedan esta noche, porque muy bien me he preparado. Estoy esperando que una pasión exaltada venga y me domine y me saque, me tire a la mierda como el día que fuimos a bailar con el tío Aulicino a una fiesta internacional con extranjeros de todos los paises; allí bailamos como locos y en un momento algo vino y me poseyó, creí que iba a salir volando porque pude juntar toda la fuerza del baile y ponerla a rotar en mis pulmones, y la gente me miraba, yo era el producto de una exaltación que no habia elegido pero que había buscado pacientemente toda la noche.
Mi padre ronca, eso tendré que decirlo (voy a tener que ponerlo), eso me sulfura, pero así estan las cosas en esta casa, mi madre sueña con niños que preguntan tonterias, mi padre ronca y sueña con manchas de humedad que avanzan y deterioran los techos de la casa, yo espero trepado en este vocabulario de letras que venga una emoción a dominarme unos momentos.
Familia
David Wapner
En el patio del fondo, donde estaba el árbol limonero, Hijito Mayor jugó con su triciclo. Cejas levantadas, pedaleaba con energía pero avanzaba lento. Fue que la rueda estaba algo trabada, a causa de un vuelco reciente, que abolló el guardabarros y torció el eje. Hijito Mayor se cansó luego y estacionó junto a la fuente del león que, cuando se giraba un grifo oculto, escupía un hilo de agua. Descendió y en cuclillas buscó un hormiguero que en forma periódica se encargaba de diezmar. Las hormigas, que eran de las negras, daban a Hijito Mayor, dado su mayor tamaño, la posibilidad de mutilarlas con mayor precisión y comodidad. En momentos en que estaba ocupado en el asesinato de un espécimen que trataba de huir perdiendo en su carrera un pétalo de flor de azahar que llevaba para lo suyos, apareció Padre que lo llamaba por su nombre. Hijito Mayor pensó "acunajú esteitei bubú", pero dijo "sí". Acudio a Padre y Padre lo alzó (Hijito mayor era pequeño, pero ya existía Hijito Menor). Padre lo sacudió de abajo a arriba, muy alegre, e Hijito Mayor reía, pensaba "adadei apapai". No dijo nada.
Afuera, el mundo, era una luz grande.
Hermanitos caminábamos, dados de la mano.
Madre sonreía, o fingía que así fuese.
Padre dirigía, era obedecido.
Hablo de sábados y domingos.
Lunes a viernes eran con Madre.
Una canción que hizo Hijito Mayor, cuando tuvo la edad de seis años:
uendilá
sandi gron gron gron
uendusí
sandi shmec shmec shmec
Es anacrónico tener madre a cierta edad. Es anacrónico tener madre y allí está, sentada a mi lado, haciendo el control de lo que hablo. El que viaja para siempre pierde a su madre, eso me han dicho, por eso yo huyo de ella, y no me importa cualquier cosa que me cruce el camino, lo ignoro hacia delante. Todo porque tengo madre, y no lo puedo creer: tengo madre aquí mismo, a un metro de distancia. Se me viene en dos patas, camina todavía erguida, respira a intervalos cortos: se agita mi madre, pero llega y yo me corro. ¡Siempre llega a su meta mi madre! ¡Nunca ceja! La miro de reojo, digo para mí cómo puede ser, cómo puede ser, quién te ha hecho un monumento, quién o hasta cuándo. No es posible que así sea, tanta madre para mí y sin embargo, cada hora, cada día hay mi madre. No es mi madre la que trastoca cada mes del año, pero es evidente que ella hace su parte, ella es una madre, rueda como una madre, el esfuerzo la hace llorar, llora siempre y vence: ¡es mi madre! No puede ser pero es así. Allí está, fija en su silla, clavada en el dial: es ella, no hay duda, aunque me esconda detrás del Sol, o de cualquier astro mediano. Nada me oculta de mi madre.
HIJO MAYOR EN LA SILLA
"La muerte tiene harta fuerza y algún día tumbará a Dios" No se juzga aquí creencias o convicciones sobre la entidad o no de seres supremos, uno o plural. Se dice que, "aunque Dios no exista, morirá tan eterno como El". Así habló un día Hijo Mayor, tumbado en una silla, en la sala oscura de música. Oía música con alto volumen y tenía seca la lengua. Tomaba té caliente y dulce de un termo de litro, en una taza cerámica, con estampas. "Si yo veo estas guardas y creo que son broches prendidos a una soga, a una cuerda de tender y no veo ropa, porque sé muy bien que el fondo blanco es el esmalte que reviste la taza y no lo puedo confundir con una sábana, ¿qué, entonces, me estoy preguntando y por qué me ansía los broches, que yo imagino de alambre, que por cierto existieron en 1964? Me pierdo algo y, no obstante, siento un hambre en el cuerpo que me da a pensar que estoy enamorado, de un objeto de amor que me huye y yo, que siempre confundo casi todo, creo que viene". Hijo Mayor, que está perdido en su silla, bebe el té, taza tras otra, hasta que el termo es vacío. Irrumpe en la habitación Muchacha Que Limpia y dice ella "teléfono". Hijo Mayor algo la mira, a la zona de las caderas. "Cómo no he de darme cuenta que debajo de tu falda hay dos muslos fuertes entre los cuales no me sería difícil pasar mis manos y aún a mayores, por ejemplo, besarte y morder más arriba" Muchacha Que Limpia ya se ha retirado cuando Hijo Mayor hace un gesto con la mano que, a decir verdad, no significa nada. "Entonces, iríamos al mar juntos y yo nadaría hasta sentir falta de aire para, a continuación, estar de regreso con el alma famélica y no hallarte, porque te has ido con otro, más morocho o menos mudo que yo" Desde el punto de vista del relato, puede decirse que Hijo Mayor tiene alguna dificultad en la visualización de un horizonte, alcanzable mediante la transposición de futuros sucesivos. Su dificultad se debe a que no puede hablar simple y casi siempre es incapaz de expresarse con soltura. Ahora vendrá Madre y le dirá que despierte y devuelva el termo con la taza.
HIJO, MADRE, LINTERNA
En un futuro, llego a casa de Madre
Hola, Madre, vengo a decirte que te he comprado la linterna que me pediste la noche pasada. Consta de tres elementos, es barata y china. Su uso es muy secillo, tan sólo tienes que empujar la perilla hacia delante si deseas luz permanente, y oprimir el botón si la prefieres intermitente. La energía eléctrica se la provée dos pilas medianas y te aconcejo que las compres alcalinas porque te duran más de lo que te imaginas. No la sumerjas en líquidos ni la expongas al fuego pues caso contrario la arruinarás. Procura mantenerla alejada de ollas bullentes de modo que no te tiente incorporarla a tu dieta. Apágala cada vez que no la necesites y enciéndela tan sólo si es necesario. La luz de la linterna te servirá para iluminar cuartos o sendas a oscuras pero no para calentar tus manos. Si apuntas con el foco a un espejo, este te devolverá en reflejo la lumbre de tu aparato. No enciendas y apagues como loca porque quebrarás el mecanismo y no tendrás más faro. Faro, farol o farola son palabras parientes. Yo soy tu Hijo; tú, mi madre; la linterna es tuya. Modérate en su uso, guárdala en un estuche, escucha mis concejos. Ten en cuenta que si enfocas hacia delante, pero el obstáculo esta debajo, no evitarás la caída. No ilumines atrás si no has de mirar de espaldas. Piensa, medita antes de ponerla en función. Cárgale dos pilas, una sóla no sirve. No desenrozques las partes, por separado no funcionan. Tenle confianza, ten paciencia, tente en pie. Toma tus remedios, no te drogues demasiado. Camina con los pies, si lo haces con las manos no podrás usar tu linterna. No la limpies con abrasivos, sólo frótale un trapito. Dí, si así quieres, cuatro veces al día "la luz, la luz, la luz". Ahora, haz lo que te digo, vete a dormir.
MADRE HIJO
1
"¡Alguien, madre, ha tirado de mi barba y me ha causado pánico! ¿Es que debo echarme a llorar, con todo lo que me ha costado esta abstinencia de diez años?"
Madre, que observa a Hijo de reojo, responde de modo modal.
"Te quejas tanto, Hijo, que tendré que deprimirte con un lamento, a fin de que te rías y me des motivo para darte una bofetada".
Madre muestra dos dientes amarillos y frunce la nariz, ese gesto que tanto irrita a Hijo. Hijo apunta a Madre con gesto admonitorio.
"Madre, he sido víctima de la intolerancia y aún así tu burla es más fuerte que eso y no sería el primer matricida sobre esta tierra que, bien vale la pena recordarlo, está bastante malherido. Rectifícate o te escupo".
Madre es presa de una convulsión que se manifiesta con abundante espuma en la boca. Un borbotón de su saliva hace mella en la nariz de Hijo. Hijo toma un papel higiénico que alcanza a manotear y lleno de asco se limpia. Entre nauseas anuncia:
"Me has calumniado, Madre, y yo no se esperar más tiempo. Será mejor que te revuelvas en tus trastos y te vistas y te vayas. O si no, te mato, ¡te mato!
Madre, visiblemente repuesta, se aparte de Hijo y se dirije a su cuarto. Reaparece envuelta en una mortaja. Anuncia a Hijo:
"Asesino, malvado, salvaje. Me voy".
2
Hijo en una calle peatonal de la ciudad de Buenos Aires busca un árbol en donde orinar y se da cuenta de que eso no será pósible. Engresa a un bar y antes de hallar al baño se orina encima. Lamenta:
"Esta humillación es una infinita o millonésima parte de los sufrimientos que me esperan en el infierno que acabo de merecer. Maté a mi madre y ella es inmortal como el demonio. Ella presidirá el escuadrón que habrá de torturarme por toda la eternidad. ¡No me resigno! Debo buscar a Hermano!"
3
Hermano visitaba a Hija Suya en la casa de Esposa de El y saludaba con los dedos entre una y la otra. Un ojo suyo bailaba al ritmo de una música inasequible a los profanos. Hija, en cambio, cantaba una canción estridente y pentatónica, con el único fin inconciente de perturbar a su padre y quebrar algún acorde que pudiera escaparse de sus manos. Hermano pronunció una palabra de afecto para satisfacción de Hija e Hija respondió para satisfacción de su padre. Hermano recordó a Padre que ya estaba en una tumba y a Madre que lo había tumbado. La muerte de Padre sucedió cuando Madre tuvo un ataque de espuma y Padre intentó rescatar a su esposa pero terminó ahogándose él mismo y sucumbió en minutos. Hermano estaba con él y le hizo masajes en el pecho pero casi se acalambra y por no perecer desistió. De esto se enteró Hijo y de inmediato hizo una analogía entre Madre y un extinguidor de fuego. Madre era más peligrosa. Razonó: "habrá en adelante que usar trapos de amianto en presencia de ella.
4
Madre, mientras tanto, seguía su derrotero errando por las tinieblas de una barrio suburbano.
Dormía aquí y allá y mendigaba para comer.
Con el tiempo llegó a hacerse fuerte en una estación de ferrocarril y así logró amasar una pequeña fortuna.
A Hijo llegaron noticias de la sobrevida de Madre y fue sacudido por una patada en el esófago que lo mantuvo inemne toda una tarde. Por fin reaccionó y armado de un cuchillo fue en busca de ella para hacerse justicia.
Halló a Madre comiendo un sandwich de milanesa en compañía de un mendigo de nombre Diego, cuya característica saliente era una calva lustrosa color aceituna orlada de un mechón negro y pegoteado. Ambos lucían ropas ajadas pero Madre conservaba la blancura de su mortaja.
Hijo encaró a madre en un tono de coz subido y el cuchillo blandido por su mano derecha:
"¡Madre, encima que no moriste te has hecho rica! ¡Y yo que ya no tengo con qué vivir! ¿Con qué derecho me has despojado, Madre? ¿Quieres que desaparezca como has hecho con tantos otros? No, Madre. Ya mismo me das la mitad de tus riquezas o no repondo de mí y para eso he venido. ¡Justicia para mí! ¡Dame, dámela, Madre! ¡Dame la plata! ¡Dame las joyas! ¡Dame comida que no tengo! ¡Piedad o te mato!".
Madre, que estaba a punto de hacer crisis, refleccionó y dijo:
"Toma la mitad de mi sandwich".'
Ana Camusso EFECTOS ESPECIALES
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SUEÑOS
Juan Desiderio
PLANETA PARQUE
Recuerdo mis virtudes en el planeta parque.
Cuando marqué los ojos de un ángel que colgaba de un ombú.
Supe de cuatro marcas mas, y una línea oblicua cortando los palitos como en los juegos de azar.
O el viejo que ví meterse el dedo en todos sus agujeros. Le ofrecí dos cigarrillos. El obvio fue a parar a su boca, el otro a la oreja.
Lo de la abstinencia era que cuando el viejo le erraba a los agujeros, nada protegía sus cavernas del bajo cero.
Microclima único en planeta parque.
HOSPITAL
Cuatro columnas sin heridas griegas indican la entrada al templo de la post enfermedad.
Un hospital es: la noche después del día. La respuesta en el cuerpo, la pregunta en la razón un poco mas tarde.
Suma de materia y antimateria capaz de pudrir al hombre.
Un hospital quiere decir: si nos unimos, acabamos con todo.
JARDIN
Dicen que si por las noches un jardín se quema, el jardinero está soñándose bajo las aguas.
Es fatal si la carne se enfría y la piel cubre los ojos.
Porque ver es el reviente de toda bolsa que nutre, dejando al tanteo toda forma que empieza a caminar.
Uno pone lugares para los cuerpos en el jardín, con la vista.
CAIFAS
Un pescador de nombre Caifás, alquila una pieza en la terminal de Puente de la Noria.
"¿Ballenero me dijo? Ballenas veo colgando en los techos de los terraplenes. Siempre de noche, cuando el viento amontona bolsas de plástico manchadas con aceite. Soy pescador y nunca pude con las ballenas."
Las ballenas brillan con los focos. Una docena detipos las rebanan y desaparecen una hora antes del amanecer.
"¿Ballenero? No pude con el mar atestado de ballenas. Y ellas rodeándolo todo."
Caifás en una pieza de empapelado roto, con su PC pantalla color donde tiene la colección de ballenas mas grande del mundo.
LICOR
Beba y apure. Que tres whiskys para un diablo es solo sangre que marea.
AMANECER
Cuando la lluvia inunda el campo, cuerpos secantes se alimentan por las noches.
Los llaman luz mala.
Solo son ángeles sedientos.
El crepúsculo trae las nubes rojas. La sed baja. Los milagros se suceden.
Los animales despiertan de un sueño colectivo. Y en la noche, viven. Como si fueran eternos.
El centeno se pudre. Demonios suben del centro de todo, a comer. Para que el día los ponga nuevamente en el camino.
En el cielo del campo, cuando deja de caer la lluvia, los ángeles secantes no pueden volver al cielo porque están llenos de agua. Los demonios mojan sus pinceles en plumas gordas.
EL JUEGO DE DIOS
De pie, frente a mi cuerpo, observo el collage. Voy hacia el espejo. Una cabeza condenada al azar, donde hay ojos que ven lo que yo veo, pero todo proyectado en un cerebro de vidrio. La nariz, aceptable, salvo por un hilo muy fino de sangre que conservo desde que choqué por primera vez, contra una pared queriéndo meterme en un cuadro del Bosco. En el espejo, un cable rojo une los labios con la fosa nasal izquierda.
El juego de Dios. Creer en un mas allá detrás de los espejos.
Las manos y sus palabras escritas,la nitroglicerina de la mente. Dedos apoyados en el vidrio, formando la araña que nos conmueve con su velocidad. Una caricia en hilos de carne.
Después, observo debajo mis pies. De mi lado, madera. De mi otro extremo, tierra. La linea divisoria del espejo es horizonte de campo.
Finalmente, el pecho es un rombo amarillo.
Frente a mi cuerpo, boca arriba. Duermo. El próximo grito va a ser en el sueño.
Los huesos y los nervios, son para las hormigas. Ellas nunca descansan.
¿Y el alma? Nunca imaginé llegar a ser un póster en el cielo.
Una mentira deja de serlo cuando todos creemos en ella. Como cuando creemos obsesivamente en el frío, en medio de un incendio.
El miedo organiza todo lo enorme, Genera petróleo.
Y todo lo pequeño nos hace indispensables, descansando en un lecho de hierba fresca
NAVIDAD
Ultra pescador, desde allí partirán los nuevos salmos. Pedro, el arquitecto de un mar muerto construye balcones mirador para ver los cardúmenes de bacalaos salados y cortados en fetas.
No hay ruinas, como en el futuro. Pueden evitarse los ojos del que pasa. Los sentidos funcionan.Y es asi como me presento, con adrenalina de máxima pureza.
En la montaña, Jesus va a dar su sermón. Sus ojos se sacan al hablar, su voz es ronca, parece cansada. Su rostro es diferente a todos los dibujos posibles. No esa tez blanca poseída por el futuro racista. Rapado y sin barba. La túnica, de un gris perla. Un tatuaje que de lejos parecen dos serpientes atravesadas por una estaca en el cuello sugiere su pertenencia a una secta. Habla bajo una lluvia fina.
Un cántaro grande pasa de mano en mano. El agua parece refrescar, las gotas que resbalan en su calva brillan con intensidad. Bebo del cántaro un sabor agrio, a vegetal y tierra.
Cincuenta minutos de palabras que pronuncia con cierta melodía, en un idioma que no comprendo pero creo que gracias al brebaje, logro entender. Después todo se torna geométrico. Jesus se va solo. No tiene discípulos.
Las historias siempre son contadas por muertos. A quién reclamar, entonces, cuando los milagros y las cosas se soportan solo unos segundos.
Intento seguirlo.
Kilometros con el cuerpo en llamas que no queman, mojado hasta los huesos, llego hasta lo que parece un galpón enorme. Jesus entra en el, vuelve sobre un par de sus pasos. Sentados en el piso, me convida un pan untado con palta.
DIOS
Imagino a dios arrojando hijos al abismo. Este pensamiento me lleva a un sueño profundo, a un plano en el que nunca estuve.
En este plano, solo funciona la voluntad. El dolor y la alegría no se sienten.
Me arrojo para ver. Los sentidos no miden, solo actuan. Los cuatro elementos estan claramente diferenciados y se entremezclan en formas extrañas.
El agua consume lo que toca. El aire lo sostiene todo. La tierra ocupa el cielo y en el fuego crecen las cosas. El fuego genera, los objetos tienen una apariencia gaseosa. Las criaturas queman.
Alguien arroja hojas a un rio. Me acerco y observo que no son hojas sino finas planchas de metal escritas con una caligrafía armónica y perfecta. Es un viejo que gira su cabeza sin darse vuelta y me pide que le tenga las planchas. Despues se arroja al rio. Su cuerpo estalla en pedazos que parecen cristales. Imagen de vitraux .
Me siento un metro arriba de la orilla, y ordeno los textos en forma azarosa.
"... y asi, despues de cuarenta días asomó una yema que reventó al día siguiente. En esta flor esta encerrado el movimiento de todo lo que existe. Y es apenas mas clara que el fuego. Su nombre sera rosa, y dificil sera poseerla. Le pondremos espinas para dios, y una fragancia extrema como índice..."
Cuando la imaginación se independiza del deseo consciente, pasa a formar parte del sueño. Y cuando lo inconsciente es un plano de realidad, el deseo es solo supervivencia. La imaginación es el suceso. Sucede, entonces, la caída desde lo alto de miles de cuerpos empujados por el fracaso del creador.
Algunos desaparecen en el agua, otros quedan heridos en el aire o se incorporan en el fuego.
Despierto dentro de una atmósfera en crisis, con el calor capitalista de un planeta casi muerto.
Director
: David Wapner / Equipo de textos: Sebastián Bianchi, Nestor Colón, Daniel Durand, Juan Desiderio, Ana Camusso, David Wapner.©1997-2004, para todos los autores incluidos en esta publicación.