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Extremaficcion tabloide (1996-1998)
Saturday, 6 March 2004









 


EXTREMAFICCIóN


EXTREMAFICCIóN


BUENOS AIRES MARZO DE 1998 NUMERO TRES VALE UN PESO



 


 


PERRO REGRESA


 


Han dicho que escuadrillas de helicópteros sobrevuelan estos días la ciudad capital, provistos de faros potentes aptos para infundir miedo, tripulados por pilotos especiales que lo ven todo gracias a cámaras de televisión capaces de enfocar hasta el mínimo gesto de un hombre que mira a la luna y apenas pestañea, haciendo gran despliegue de rotores y turbinas, ante la indiferencia de todos.


Un helicóptero es una aeronave que, tripulada o no, está provista de alas giratorias que le permiten ascender mediante un ardid físico-mecánico y se desplaza hacia adelante, gira sobre su eje o queda estático en el aire, a la espera de instrucciones en sentido contrario.



Desde esas máquinas voladoras nos vigilan a raz de nuestras cabezas. En pantallas de a bordo reproducen en detalle imágenes de nosotros que delatan que estamos allí.


No es probable que estén artillados.


Los han sofisticado para espiar.


Podría ahora mismo idear planes para derribarlos y ponerlos a consi-deración de los ciudadanos.


Naves que vuelan tan bajo son vulnerables a una andanada de balas bien dirigidas y disparadas desde escondites situados en pisos vigésimos.



Creo que es problable la fabricación de misiles caseros en base a proyectiles de cohetemodelismo, con modificaciones leves. Una acción certera, que dé de lleno en el foco de luz bastaría para producir averías de fuste.


Podría intervenir una batería de cañitas voladoras, lanzadas de a cincuenta; de tal modo es imposible fallar, alguna hará colisión y desastre.


Algún día se hará realidad un helicóptero abatido que se retuerce de dolor, quizá sin su piloto que quién sabe adónde fue a parar.



Aquellos que se sienten agraviados, o reciben molestias agudas en el alma o en el cuerpo, e intuyen que el peligro, al principio sordo y socavado, nos compromete más cada día, se dirigirán en delegación a las bases en donde se entrenan, comen y duermen alertas los pilotos policías, sin los cuales los helicópteros no podrían volar. Les dirán, hermanos, quédense en el suelo y vacíen de combustible los tanques de sus máquinas voladoras. Luego, todos cantarán una canción compuesta en forma especial. De ese modo, el acto concluirá y el grupo, exiguo, se retirará, en completo fracaso. Por su pobreza conceptual y por falta de espacio, quedarán dos o tres que, reunidos para comer unos fideos, decidirán una estrategia más agresiva.



D.W.


 


 


 


 


 


FIN DE SIGLO


Mario Varela


 


prólogo


 


estacionamos la camioneta y bajamos; la puerta abierta, el frío resplandor de la duda: ¿y si no es ella ? llegar en el momento equivocado - eh, disculpá, veníamos para tal cosa, ¿está...?- menos mal que hay un tercero, una tercera que no conoce la situación, relajando la situación, sopesando sin punto alguno de comparación. un paso adentro.



ella duerme.


-si, vení, pasá- un momento de intimidad. ¿será peligroso? no importa mientras sea rápido y fugaz como la duda.


el beso, atraviesa la mente, no llega.


 


 


capitulo I


 



un tal Ballard


no hay luces que construyan el camino, ni espectros que salgan del ojo asustadizo; ciegos, es mejor estar ciegos y mal acompañados.


el crash viene en la quietud de la noche, cuando sabemos que va a pasar. chocaría contra una pard de piedras azules: una mancha roja y los reflejos desprolijos del metal testigos de nuestro amor.


 


 


dios en el supermercado


--te sacaría una foto desnudo sobre la pila de cajas de leche-


van mucho más rápido, en otro mundo. interfieren, son gordos, gordas ellas y sus hijos. CUIDADO el diablo está reponiendo sentimientos. el duo satriánico llega como remolino y empieza desparramando las carnes, los vinos.



- andate, me nfermás la cabeza - . - pasa que estoy solita - ¿quién va a pagar la cuenta? del dolor a la carnicería, de los vinos al amanecer. la cajera, evitando complicidad, se pinta los labios de un rojo mora.


 


 


duo satriánico


--¿que no ascendimos el fuego?; si hasta el meo de los ángeles llegamos a oler y miles de alfileres se nos clavaron en la nariz, porque si hay algo asqueroso es el meo de esos páparos piojosos, la inmundicia marron que segregan sus cuerpos no es comparable a nada.


 



oración satriánica: san satriani libera nuestras mentes de Ernya, Enigma, la Bauhaus y Ded Can Dance; hemos cometido los errores que debíamos y si... say no more.


 


 


bárbara en la casa de la música


este es mi hogar, de él te doy todo, pero nada me quités, de él te doy todo pero nada me quités, de el te doy hasta la puerta de mi casa, donde accidentados y velocistas hacen señas al pasar. SILENCIO, mi hija tiene su madre tres veces por semana... no me van a enseñar a vivir... tomá tomá de esta basura y andate, o quedate o esperá. esperá y no hagas nada, no intentes nada, no tengas nada, no quierás ser nada. si escribís mi nombre en tus costillas vas a vivir cien años.



 


 


casa sola casa tomada


huyendo de la cama, del brazo fuerte pero dormido, de esta sangre pegadiza. -me gusta verte aburrido, me encanta-


 


 


los que se aburren con facilidad


los que se aburren con facilidad no confían demasiado, ni en ellos mismos; un apeito voraz pero distraído, los eslabones perdido, los invitados de honor.


 


 


ginger canta en el bar de la playa



ahora las cosas no parecen nada, piensa apoyada en la baranda del bar, sobre el lago. la cerveza se calienta con rapidez y los sentimientos se mezclan con el agua, se suavizan. voy a escapar piensa ginger, esos dos borrachos quedaron solos, no es mi caso, su amigo ha muerto, no tengo porque acunarte con el suero del olvido.


 


 


casa de la música: ¡hoy flash dance!


las ideas se mueven en la sombra, no como sombras, no son sagaces. toscas, torpes. bárbara se pinta como el cuervo, la casa está de fiesta, el éxito nos espera... si, decilo: la fiesta del fin del siglo.



-todo esto no es más que un montón de basura- dice ginger que había ido de mala gana y se va enojada.


los sentimientos se mueven en la luz, cegando a los velocistas, acercando los impactos, dando golpes como de viento.


 


 


driving


sigo al volante, sordo, solo las curvas del camino y la líneas amarilla-amarilla, blanca, blanquita: dice que me ama. ama a los velocistas y los destellos que dejan en la retina. otro mensaje, del viejo ballard: nada es mejor que planear los grandes accidentes de la historia.


 


 


kudo



remontando su mente en la nada, kudo, llega a la idea de la fiesta del fin del siglo, -tenemos que preparar los ensayos, alertar al mundo, el tiempo es un huracán que se nos viene ensima-.


 


 


aniceta la loca


mi hermana recogiendo los recuerdos negados de la familia. la bisabuela materna: aniceta la loca. una española viviendo en un pueblito de 500 habitantes, al sur de santa fe, a mediados de siglo: la nada, la mente de un amigo. aniceta enloquese después de su primer hijo, la internan, sale, tiene otro, enloquese, sale, tiene otro, la internan. las internaciones que pagaba su hermano, ruptura familiar. el primer hijo es hechado de la fortaleza Saez de Arregui y muere, el segundo safa: mujer he hija dentro de la fortaleza; el menor es el nombre del padre, del hijo y del espíritu. todos mueren.


un sicoanalista rompe las fotos de los que tienen sentimientos, en pos de su paciente. la velocidad del filo sigue siendo un milagro. -¿cuánto tenés en el bolsillo?



-nada, acabo de buscar y no tengo nada-


 


 


bárbara de visita en la casa de los médicos


 


--sigo lejos, aunque me veas...--


--mejor, no te soporto más barbi--.


 


(le espuma de los accidentes. las predicciones)



--tus reflejos serán dorados en la luz. sé que me vas a tener visitándote en el hospital, la piedra gris y rugosa de tu destino, el suave musgo por tus mejillas... ¿y estos hilos de agua?


--prendeme el televisor y andate barbi-.


 


 


tv, serie tv.


no hay problema, en el cap. 1 vence el amor y la traición de los amigos. un cielo de estrellas fugaces se desploma para deseos fugaces. todo bien vieja. en el cap. 2 un amigo le deja su hijo de 5 años como herencia, pero lo pierde en una mano contra el diablo (la última alma pura). sigue un cap. donde la depresión lo inunda todo; pero al final sale (el héroe). acordate: LAS COSAS NO VUELVEN A SER COMO ANTES. maditación para la pausa del día.



 


 


fabián viaja a chile


apoyado en la quietud del hogar fabián viaja a chile: el arcoiris termina del otro lado de la cordillera, espera.


este paisaje ahora verde, lo vio nevado en su momento, cuando los autos y los grandes camiones resvalaban hacia las banquinas. sabe que la fista del fin del siglo es una escusa. lo sabe mientras lee a Artaud: "Oficia con seicientos amuletos que crean zonas en su cuerpo. Da vueltas alrededor de los altares consagrados a los dioses; se impregna de ritmos, cantos, olores y múltiples ideas...", se interrumpe: va a volver al pueblo de noche.


 


 


satrianicos en la ruta


iban a la palestra cuando Desiderio los encontró y los levantó. nadie le avisó que no levante autoestopers cuando hay polvareda flotando en el camino. nuves de polvo como un túnel a pleno día, como andar encerrado. antes de llegar a la palestra san satriani había entrado a su vida. -uno más- se regocijaron los satriánicos viendo como aumentaba el racimo. abandonaron la camioneta para entrar al reino; a pleno sol, entre la tierra, yuyos que se pegan a la piel, arena... traspiración.



 


 


de tanto darte amor te hice feliz


ginger cree que es feliz, el sufrmiento es una cuota que hay que pagar, lo que nesesitás son hijos, antes de fin de siglo, le dijieron, pero vos varela, tan metido en tu fiesta, ¿qué húmeda realidad oculta? -de tanto darte amor te hice feliz- dice varela, mientras vuelve la atención a las cosas vanas.


 


 


desierto Diamanda Galas (comisión de auxilio)



åel rose de los pasos sobre la arena --¿hace cuánto que salimos?-- --15 minutos- . nos gusta la derrota. bárbara, fabíán, daniel durand y yo. --vamos, varela, caminá que es culpa tuya, nunca le dijiste que había satriánicos por acá--. a la media hora me siento como andando en auto. Desiderio como todos sabemos va a aparecer tirado entre unos médanos. Si Odín se llevaba sus muertos al banquete, Satriani deja sus vivos en el Diamanda Galas. somos cuatro en busca de un vivo que puede volver solo.


--volvamos que no hace falta...-- lo hacemos. esta noche vamos a tomar cerveza, apilar vinos. la camioneta puesta a cero frente a las rejas negras de la casa, nuestros corazones tachos vacíos que se oxidan en el desierto.


 



 


 


 


Marcelo tomé


 


 




 




O NO PASA NADA


O ES TOD LO QUE VA A PASAR


Fulvio Franchi



 


 


Un punto concu y recu rrido de la ciudad. ¿Ceremonia? que no tuvo comienzo digno de ser recordado. Regreso al mismo territorio. Parada de colectivo. Esperar un coche vacío con todo el tiempo del mundo. En ese momento, pensar. Pensar hasta creer entender algo. ¿Qué? Que : no pasa nada. O es todo lo que va a pasar. Entonces, frenar el apuro. Repetir el error día a día. Es decir, la rutina. Una equivocación cotidiana. Y un día : empezar a caminar. Hacia atrás. El recorrido del colectivo tiene un orígen desconocido. El colectivo siempre tiene una parada ante-rior. Deseo. Hacia atrás en el tiempo. Reducción al origen. Cuáles son las aguas en que abreva la línea número. De qué vertientes se nutre y toma impulso para llegar hasta el final. Conocer la verdad. El secreto de la procreación.



Un viaje en colectivo, como una criatura, nace se desarrolla y muere. Todas las cosas quizás. Si estoy en casa hago cagadas. Me quedo sin queso y a los fideos restos de goma de borrar. Y al vino el jugo que queda de algún enjuague. Tiempo para todo.


Alguna salida con mujer. En su risa el vicio y la maternidad. Detras de su aceptación cualquier historia rebosante de psicología y un final inevitablemente trágico. La niña preñada en sus primeras aguas. O. La niña hecha puta por. ¿Mí? No.


El hijo debe ser nombrado y lo es. Los padres ponen todo su amor. En el nombre. Vuelva a viajar en colectivo, y se da cuenta de cuánto dista eso. Del amor. ¿Por qué? Cualquiera hubiera sido lo mismo. Nombre. Y los fines de semana cambian.



El hijo tiene la culpa de todo. Hay que vomitar el fitito y pesar 100 kilos menos. Y salir a pasear con el fitito. Lo sanguchito y la jarra de jugo. Bajo un árbol, la siesta en el fitito. Con las patas pafuera. El regreso por la ruta congestionada. En el fitito. Y el insomnio. Pasaporte al lunes.


El día del descubrimiento. Todo lo que hiciste está mal. Llorá. Rezá. Flagelate. Te acordás de cuando ganaste. El campeonato de papi. Pensás que podrías poner la copa al lado del potus. "prometías mucho" (tu madre). Ganaste también el concurso literario del colegio. "dale palante" (tu maestro). Con el poema "Nochebuena en Coneticu" Seguiste Diseño Gráfico hasta pudrirte de copiar botellas. Seguiste Medicina hasta pudrirte de nombrar huesos. Seguiste hasta pudrirte. Tu conocimiento del tedio. O no.



El Tedio.


Tan visceral como la paja. Imposible acordarse la primera vez. Un día el hombre se aburrió. Buscó alternativas. El trabajo. El deporte. El sexo. El estudio. El turismo. Todo para sentirse un chirolita en manos del destino. Un topo Gigio de la angustia. Buscar actividades. Caminar. Correr. Cagar. Aprender portugués. Leer el diario. Buscar trabajo. Buscar deseos. Trabajar. Ir a Berlín. Tener hijos. Mudarse. Después nietos. Cuando los deseos.


Los propios no serán. Que sean los ajenos. La tradición del padre. Qué hijo no elegiría a su abuelo. Antes que al padre. El padre ha vivido más que el hijo. Lógica matemática. Enseña al hijo el negocio que hay detrás de todas. Las cosas. El error del hijo. Odiar a todas las cosas en lugar de odiar al padre. Joven el hijo está. ¿Cansado? De que no pase nada o de que esto sea todo lo que va a pasar. Peor : De que pasen siempre las mismas cosas.



División del día.


 


Cosas que pasan siempre.


Tratar de mantener la vertical cuando la resaca.


Tratar de mantener la normalidad cuando la locura.


Tratar de mantener el celibato cuando la leche.


Resultado = Orgullo de homoerectus.


 


Cosas que no pasan siempre.



Silvina pasa y me da la mano a lo hombre. En dos movimientos. O sonríe y yo le adoso mi deseo a su mejila izquierda. Sus yéndose nalgas redondas se multiplican de a pares. 2, 4, 6, 8. Nalgas. Calidoscopio de nalgas envueltas en pantalón negro. A partir de ellas : todo gira y pierde sus contornos. El mundo se ensancha. La luz domina. Como todas las semanas, decido dejar de tomar antes de ir a trabajar.


En la luna. Firme. En mis trece. Lunes 13. De enero. Calor. Verano. Y la mitad de la gente que no está porque se fue de vacaciones. Lejos del yugo. En el yugo los bueyes. Con cara de hombre. ¡Pero miren bien las pezuñas! Debajo del escritorio. En lugar de los zapatos. Mi Orgullo me salvará del Oprobio. Y de que no pase nada, o es todo lo que va a pasar.


Orgullo de buey + Orgullo de homoerecto.


Resultado.



1– La saliva es ácida porque está conformada de acuerdo con la siguiente proporción : de cada 5 partes, una y fracción son de alcohol. Las restantes, poco pueden influir para.


2– La barriga crece, esencialmente hacia los laterales.


3– El deseo disminuye. El culo concret palpable cercano al calidoscopizarse se vuelve abstracto ideal lejano.



4– Al superar la barrera de lo mediato el tiempo salta a la categoría de lo inútil. La pregunta para qué sucede a la pregunta cuándo.


5– La posición estático sedentario compensa la falta de disposición para recorrer distancias mayores a las.


6– La expectativa por el momento del movimiento es anulada por las dilaciones temporales descriptas en 4–



 


Sic transit gloria mundi. Si transa su gloria el mundo. O exclamación. ¡Si transa su gloria el mundo! Todo se sucede. Y aunque no se quiera se avanza. Se conocen los detalles. De algunas cosas. Y otras ni se sospechan. Las canas le dan cierta majestad a la pavada. Un premio por la espera. La paciencia. Lo cierto es que en cuarenta ¿cincuenta? ¿sesenta? ¿ochenta? no ha pasado nada. Años. Era todo lo que había por pasar. Nunca hay uno pasando. Y de golpe pasaron todos juntos. Como lo parásito. Lo decía mi madre. "Lo parásito vos plantaste un rosal y de la noche al día no te dejaron ni las espinas."


 


 


COSA DE NEGROS



Santiago Vega


1. El rincón del litoral


 


Washington Cucurto quedó impresionado mirando a las chicas del supermercado. Una extraña luz se encendió en sus ojos y su cara de provinciano alzado tomaba rara textura. Bizcacheaba los culos debajo de las telas; de las gruesas, azuladas e impe-netrables telas de jeans. Espaciaba sus ojos en el devenir de las nalgas... ¡Recién llegado y alzadísimo! ¡Erectaba sus huestes el toro tucumano! Miraba los redondos porteños culos de las señoritas que repartían volantes y perfumitos ante las puertas del Coto y se afanaba en que ése y no otro fuese su Jardín de la República... La propaganda del mundo giraba en tiernas manos. El dinero del mundo se valía de rostros angélicos y vidas adolescentes. El comercio bañabase entre la delicadeza y formábase buena imágen, era mirado y deseado por todos... El dinero del mundo excitaba las pupilas y transpiraba las neuronas. Tornábase blanco y delicado. El comercio del mundo era hermoso y tierno como un tierno gatito en un poema de Penna... El dinero era la lontananza, la juventud y la bondad...



Su negra poronga tucumana iba tomando un tamaño y un color exraño, distraíase en una burbuja de imágenes: ¡Esos rosados ojos de dieciseis años! ¡Esos adánicos ojos palpitantes que lo ven todo roto!... ¡Esos ojos usados en el campo! ¡El milico rompiendo el culo de la guacha! ¡Mi padre rompiéndoselo a mi madre! ¡el de la profesora y el del profesor! ¡Todos queremos ver sangrar agujeros! ¡Todos quieren que les rompan el agujero! ¡Ellas quieren que las singen y les rompan el agujero! ¡El campesino se lo rompe a la gallina! ¡El uruguayo a la gualeguaychense! ¡El ticky le cierra el ojo a la ticky!...



Y fue al final del insoportable verano, de la edwariana melodía del verano, cuando Washington Cucurto llegó en la Veloz del Norte, entre bolsos y bolivianos cruzó la calle y se sentó en las veredas de Plaza Constitución.


A esa hora imprudente de la tarde y en esa etapa tardía del verano, Washington Cucurto recaló en Bs.As. paró un taxi puso en el asiento trasero su bolso. Se distrajo un segundo o ni eso, mirando el culo ceñido de una pendeja. El tacho arrancó jalonando el aire de ambos costados, produciendo una ventisca caliente y sofocante un chisporroteo salió de sus chapas; se elevó hasta las ramas de los árboles que a esa hora estaban cubiertas de hollín y vapor de los balcones bajos...



La puerta quedó abierta y al doblar por Garay el xaxo va a rodar, dando saltitos acrobáticos, al medio de la avenida. En eso, se enciende el semáforo y una manada de autos y colectivos se lanza encima de la Avenida. Cucurto se tiró jeta abajo, al mejor estilo guaraní: esquivando guardabarros, escupidas e insultos de tacheros y colectiveros..., amagues de pisarlo entre ruedas inmensas como patas de elefantes, gambeteando guardabarros ingratos, paragolpes mugrientos...


¡¡¡Tucumano sembrador de papas!!! ¡Andá arrancar limones! ¡Que te crees que estás en las vías de un ingenio! ¡Negro lamedor de caña, correte que te piso! ¡Quien sos el hijo de Bussi! ¡Dale Palito! ¡Dejá de langüetear el asfalto que ahí no salen limones!, repetían tacheros y colectiveros. Cucurto seguía con la mirada clavada en el xaxo. Creyó verlo pero se interpuso un colectivo echando ráfagas y levantó una cortina de humo espeso y negro. El humo le enrojeció los ojos y lo hizo llorar. Un fuerte ardor en la garganta lo enmudeció por un rato. Cuando abrió los ojos vio entre los troncos de los árboles a un pendejito de cinco años, rubiecito, que corría con el xaxo. El borrego cruzó las plataformas rompiendo filas trabajadoras. Agarró Lima y dobló por Salta llevándose por delante vestidos, remeras de mickey y jeans de los puestos callejeros que estaban armados en la vereda. Esquivó puestos de panchos y gaseosas, carritos de helados. Dobló por O’Brien pasando frente al Samber Club, tocando pechos y nalgas que a esa hora hacían cola para entrar a la bailanta. Cucurto lo segía llevándose por delante todo lo que el guacho esquivaba: vendedoras, puestos ambulantes...



Su mala suerte llegó al colmo cuando se llevó por delante un carrito de panchos: se derramó el agua sobre su pantalón blanco pisó las ssalchichas y se cayó sobre un charco de agua hirviendo, quemándose a lo bonzo, se le escaldaron las piernas y se le pelaron los codos. Los huevos se le pusieron negros y la bolsa escrotal se le hundió dentro de la vejiga. Se paró pisando salchichas y potes de mayonesa. Dieron la vuelta a la manzana ante la mirada increíble de todos los vendedores.



Salieron de nuevo a la Plaza pero entrando por Caseros, dieron tres vueltas completas y Cucurto cayó dos veces al agua podrida de la cuneta, la camisa de seda blanca y el chaleco negro de cuero quedaron hechos una miseria. Olía a agua podrida con gusto a pancho y mayonesa... El pibe se escapó y Cucurto exhausto se tiró sobre un banco de la Plaza. De pronto desde un Rolls Royce blanco parado en la vereda del Coto, un negro dominicano, le toca bocina y le grita: "Washington Cucurto, de los Impertinentes!". "Si", dijo Cucurto. "Vamos, suba que tocan dentro de dos horas" El negro al mirarlo de cerca le dijo: "Pero qué le pasó hace dos horas que llegó a Buenos Aires y mire como está!" "Qué le pasó lo pisó un carrito de panchos", el negro se reía. "Me robaron el xaxo." "Pero qué paraguayo cabeza de kiwi. Bueno, vamos, suba y cuidadito con mancharme el tapizado..." Cucurto al entrar al auto se chocó con unos labios rojos y gruesos y una cara morena bellísima. Un par de tetas muy grandes y redondas debajo de un top rojo y unos pezones negros como ciruelos. "Perdón, no los presenté, ella es Suni la Bomba Paraguaya. Dueña y señora del hombre más rico de la Republiquísima Argentina, el superempresario bailantero, Fabián Casas. El hombre que lo contrató para que canten esta noche en su bailanta."



(Continuará)


 


 


Marcelo Tomé


 


EL POEMA DE MIGUEL


Rolando Revagliatti


 


El dieciocho de agosto de mil novecientos ochenta y dos la enfermera que acompaña a Miguel en el vehículo que efectúa su traslado desde el Instituto Ricardo Gutiérrez, nos proporciona los primeros datos: Miguel nació en Tucumán el ocho de diciembre de mil novecientos sesenta y seis. Sus arranques agresivos eran cada vez más azarosamente neutralizados por el personal del Instituto. El médico de guardia anota en la historia clínica al internarlo: "Hijo de madre soltera. Al año y medio enfermó de meningitis y fue abandonado. Permaneció en un hospital de Tucumán durante tres años, hasta que la madre es obligada a retirarlo. A los cinco años todavía no hablaba ni caminaba. La madre se casa y lleva a Miguel con ella y el marido. A los trece años, Miguel comienza a fugarse de su casa y a alcoholizarse. El padrastro bebía en exceso en forma habitual. Miguel es internado en el Tobar García, intoxicado. Luego queda a cargo de Minoridad en el Gutierrez. Reitera fugas. Cíclicamente colérico, profiere amenazas. Y el siguiente episodio: persigue a otro internado con un cuchillo y pega a una celadora. En el Instituto habría concluido tercer grado. Se niega a ingerir otra cosa que no sea pasto y hojas de plantas. El paciente refiere ataques de temblor y mareos. Pulcro, con rigidez de movimientos. Hipoproséxico. Parcialmente orientado auto y alopsíquicamente. No presenta alteraciones perceptivas en el momento del examen. Curso de pensamiento retardado, con interceptaciones. contenido, por lapsos, incoherente. Hipomnésico. Hipotímico, aunque con alguna labilidad. Se asusta al pasar a su sector. Llora y anuncia que cree que va a pegar a alguien. Hipobúlico. Juicio insuficiente. Diagnóstico presuntivo: debilidad mental; epilepsia". Y añade: "A las ocho horas: Tegretol y Halopidol (...); a las catorce: idem; a las veinte: Halopidol y Nozinam (...)"



A los tres días padece unacrisis de tipo epilépticogeneralizada motriz. Se modifica la medicación.


A la semana, por la madre nos enteramos de que las convulsiones empezaron a los siete años y que fueron evaluadas "gran mañ". De que Miguel tiene cuatro medio hermanas, todas hijas de ella y su marido. Rectifica información: escolaridad de Miguel: primer grado. Siempre se mostró, asegura, "violento conmigo y con las nenas'. Finge ser mudo, en ocasiones, desde hace un par de años. Tenía un amigo que, en efecto, era sordomudo. La madre desconoce de qué juzgado depend su hijo.



Al iniciarse una sesión de musicoterapia, compañeros de habitación denuncian que Miguel al despertarse por las mañanas se golpea la cabeza contra la pared. A él le satisface que se descubran esos hechos. Amaga con reproducirlos. Cuando otros integrantes del grupo ejecutan instrumentos percusivos, formula manifestaciones infantiliformes, algunas de tenor hipocondríaco. Evidencia sentido musical, soplando entre sus manos juntas y ahuecadas, semejando el sonido de la quena al obener un ritmo folklórico del altiplano.


Al mes, los del plantel profesional coincidimos: pertinaz implementación seductora es la que Miguel actúa con nosotros.


El electroencefalograma de Miguel determina: "Marcadamente lento y desorganizado, con aparición de brotes de ondas. Inexistencia de paroxismos comiciales francos, tanto en el registro espontáneo como durante las actuaciones. Puede corresponder a sufrimiento cortical inter o post crítico".



El diagnóstico a aprtir de la audiometría tonal y vocal indioca: "Anacusia de oído izquierdo. Hipoacusia perceptiva de tonos altos en oído derecho".


Su psicoterapeuta individual transcribe en la historia clínica locuciones de su primer año y medio en nuestra institución: "Miguel es malo, no hay que quererlo; Miguel es malo porque a las madres hay que quererlas siempre; Miguel es malo para que no lo quieran".


Lleva a cabo en el parque tareas muy simples por las que se le remunera. Compra atados de cigarrillos en el kiosco de la clínica y revende los cigarillos por unidades. El no fuma todavía; esto ocurrirá más tarde, cuando, además, cese de afeitar su rala pilosidad.



Previo a cada reunión, al impartirse la orden de preparar la Sala de Comunidad, en etapas sociables es el primero en movilizarse. Serio y enérgico manipula sillas de metal y de madera. Las revolea no sin destreza, como desentendiéndose de la integridad física de las personas próximas. Invariablemente sentado cerca dela puerta, la abre o la cierra cuando algún terapeuta entra o sale del ámbito. Y con renovados vigor y pericia colabora en el desarmado del círculo de asientos. en esas asambleas, en los períodos más paranoides, prefiere apartarse, de pie, y fuera de la ronda conformada por pacientes y profesionales. Redacta impresiones o solicitudes en hojas de libreta que impone como obsequio a mucamas y celadores. Cada tanto le entrega notas a la coordinadora de la asamblea comunitaria, para que ella lea en voz alta sus quejas: hurto del candado de su armario, o de la llave del candado u otra pertenenecia, etc. La coordinadora sólo accede a que sea él quien lea su propio escrito. Y entonces Miguel lo hace con una voz distorcionada.


Sus berrinches promueven ásperas discusiones. En cambio, en sus rachas cariñosas se adhiere con torpe frenesí a cualquiera de nosotros, rie y bromea pocurando establecer incondicional alianza. Nos impacta su aire triunfante cuando se oye llamar tío, el tío, o cuando aporrea una lata, pueril bombo legüero, dando vueltas por la canchita de fútbol. Hay que estar atentos, porque por ahí se introduce en el office de enfermería, y arrebata su medicación del pequeño plato en el que consta su apellido, y la traga. Imperturbable, pero con el debido permiso, calienta agua en el calentador eléctrico. Sale y vuelve a entrar al office, vigilante, experto, con el mate en la mano. Y con su equipo a cuestas se instala en el portón que comunica el sector de adolescentes con el de adultos.



También en psicoterapia ha revelado: "Mis hijos son los animalitos. Mo mamá los mandó matar. Tenía dos perritas negras. Sueño con las perritas"; "Ahora crezco, los pasos a todos"; "Me gustaría salir fotografiado en una revista con mi mamá y mis hermanas"; "Ahora están juntos viviendo, pero separados: así quería yo"; "Con los anteojos de mi padre veo bien"; "¿Qué será que me pasa que extraño a mi mamá?"; "Tengo miedo porque estoy solitario. Las madres sueltan a los chicos, se quedan solos y tienen miedo como yo"; "¿Y si a los chicos les da un ataque,las madres se asustan y vienen?"; "Me iba cayendo como si estuviera en una rueda, se puso todo oscuro y me tiraron agua: me mejoré"; "Estoy solitario, me gusta estar así. Por eso le pego a los chicos"; "Si habla d ela madre, Miguel se pone mal"; "Si miguel es momia, está mejor. Si Miguel se mueve, es malo: muerde".



Preguntó a la terapista ocupacional al recibir de regalo un barco de cartulina de una paciente: "¿Po qué quieren a Miguel?".


Algunas conductas bizarras han ido cediendo: tal la de masticar caramels sin sacarle la envoltura. Quienes lo tratamos no avizoramos confiables perspectivas de estabilidad: hay nula continencia familiar y daño irreversible.


Me entregó a mí esta vez un manuscrito, en letra de imprenta y plagado de errores ortográficos. Corregidos los errores y dispuesto el texto como verso libre, les doy a conocer este reclamo:



"Estoy queriendo qu eme lleven


de la clínica a un colegio,


para que esté más mejor;


esté bien en el colegio.


En la clínica me da lástima,



no quiero estar en la clínica,


quiero estar en el colegio


porque en la clínica me dan lágrimas,


porque no quiero estar en la clínica,


quiero estar en el colegio para que no llore,


esté bien en el colegio,



y en la clínica lloro.


Me quiero ir de la clínica,


si no me llevan a un colegio


voy a estar mal en la clínica,


todos los días voy a llorar.


Si me llevan al colegio voy a estar contento


y no voy a llorar en el colegio".



 


 


 


 


UNA PEQUEÑA EXLICACIóN


PARA TODO (versión remix. para extremaficción)


 


Darío Rojo



 


 


Nobleza, que por detrás de una su manera de pared de madera halló y que en vena áspera de tacto arrugado un espejo negó a estrellas pusilánimes que a la luna ni miseria añade. Si sobre sueño de Deseo flamenco :Vaya a bordo o tablones bebida el, pero ni por oxidó u oxidó el arañaso de alianza.



 


El vacío es entonces la abstinencia del corazón de la abstinencia es entonces el vacío la abstinencia el corazón es entonces.


 


Caravanas de un tiempo que sin razón en nuestras almas de exhibición. Con disimuló su toma de miembros de violencia y principio agarraron qué no pueden ser tratado Piedad que con ingenioso mecánico ilumina desconocidos gestos exclusivos en donde polvorean para circular La entrega de la destruccón que detuvo. Ame para darme a la oreja :Exclusivo de esta marera escuchando Como enjambre de zumbidos libres para vidrio y demás de cristal Sin funcionamiento de desprecio y en su valor de distancia reside ¿Sea que en arado de su imagen de brazos rápido para reconocer impedido? ¿Sea posible que qué el tiempo real como pondera el lugar no ha juntado a navaja recientemente brillo? Engrase cabello y aire. prpare una carambola, cmo una verdadero tahúr dice a el publicado como para si :"Si salga".



 


El vacío es entonces la abstinencia del corazón de la abstinencia es entonces el vacío la abstinencia el corazon es entonces.


 


Podría ser que en una pasado remotísimo estrella así el manera incontinente, el pensamiento labio de dirigidos arponea a el mismo blanco seguro en el disparo en el tiempo del brazo hacia atrás entrecierra ojos, pero algo Ocurra y otro lanza preparó. Yo que una sencillo empleado ha sido de una espíritu, tan débil como rebela.



 


 


 


DUO


Juana Verdum


 


1/ SENTENCIA


 


Sin importar sus condiciones misérrimas de existencia, la gata María dio a luz a tres hijos. A uno lo comió un perro, a otro lo mató el frío y el tercero vivió y recibió el nombre de Jesús.



Jesús creció, era débil y temeroso. María lo crió como pudo, y cuando no había qué comer, no comían.


El cuerpo de Jesús era tolerante; y al cabo de crecer envejeció, hasta que llegó el día de su muerte. Para entonces María había muerto también y los otros gatos, que eran todos santos, invadían el planeta.



Un día, Jesús gato miró a los otros gatos y les dijo:


yo no he venido a redimir a nadie,


sólo he venido a decir que todos ustedes son gatos,


simplemente gatos y nada más que gatos.


Luego de decir ésto, los ojos del gato se volvieron violetas y un maullido mínimo salió de su boca: acabó de morir.



 


 


2/CONVERSACION ANTERIOR A LA COMIDA


 


—Tengo hambre: ¿hay fideos exiliados?.


—No, en realidad encontré una bolsita de arroz repatriado.


—¿Y a qué saben los arroces repatriados?


—Bueno, físicamente son atractivos, ocurre que tienen diversas tonalidades.



—Ah, entonces, mejor no los como. Pueden digerirse mal.


—Depende. Justamente aquí encontré un trozo de queso repatriado de Lituania. Este queso sufrió un exilio en Armenia y abordó el último trasbordador espacial. Aquí se hizo de una pequeña familia a la cual le consignó dos números que aún no conocemos.



—No me diga más. Tengo hambre y los voy a comer.


—¿Está seguro?, porque me voy a comunicar con el queso repatriado para aislarlo de inmediato.


Se retira. Luego desempaca el queso blanco. El queso blanco es simplemente un cuadrado blanco con un par de números.


El hombre lo mira con lástima.


—Este queso repatriado no oye, no ve, ni respira. Pobre.


—Suele pasar con los repatriados. Son seres enajenados y resentidos. Nunca les tenga lástima.



—Bueno... (piensa un poco) ahora que lo pienso le tengo lástima. Le habrán prometido muchas cosas para remolcar aquel trasbordador. Dígale que le perdono la vida.


—Se lo diré de inmediato. Pero, no sé, quizás no se lo diga nunca. El nunca supo que su vida corría riesgo alguno.


 


 


 


 


Director: David Wapner / Equipo de textos: Sebastián Bianchi, Fulvio Franchi, Daío Rojo, Rolando Revagliatti, Marcelo Tomé, Mario Varela, Santiago VegaJuana Verdum.



©1998-2004, para todos los autores incluidos en esta publicación.


 


 




Posted by viejextemaficcion at 4:08 PM
Monday, 2 February 2004









 



BUENOS AIRES DICIEMBRE DE 1997 NUMERO DOS VALE UN PESO


 


HELICóPTEROS


 



Han dicho que escuadrillas de helicópteros sobrevuelan estos días la ciudad capital, provistos de faros potentes aptos para infundir miedo, tripulados por pilotos especiales que lo ven todo gracias a cámaras de televisión capaces de enfocar hasta el mínimo gesto de un hombre que mira a la luna y apenas pestañea, haciendo gran despliegue de rotores y turbinas, ante la indiferencia de todos.


Un helicóptero es una aeronave que, tripulada o no, está provista de alas giratorias que le permiten ascender mediante un ardid físico-mecánico y se desplaza hacia adelante, gira sobre su eje o queda estático en el aire, a la espera de instrucciones en sentido contrario.


Desde esas máquinas voladoras nos vigilan a ras de nuestras cabezas. En pantallas de a bordo reproducen en detalle imágenes de nosotros que delatan que estamos allí.



No es probable que estén artillados.


Los han sofisticado para espiar.


Podría ahora mismo idear planes para derribarlos y ponerlos a consideración de los ciudadanos.


Naves que vuelan tan bajo son vulnerables a una andanada de balas bien dirigidas y disparadas desde escondites situados en pisos vigésimos.


Creo que es probable la fabricación de misiles caseros en base a proyectiles de cohetemodelismo, con modificaciones leves. Una acción certera, que dé de lleno en el foco de luz bastaría para producir averías de fuste.



Podría intervenir una batería de cañitas voladoras, lanzadas de a cincuenta; de tal modo es imposible fallar, alguna hará colisión y desastre.


Algún día se hará realidad un helicóptero abatido que se retuerce de dolor, quizá sin su piloto que quién sabe adónde fue a parar.



Aquellos que se sienten agraviados, o reciben molestias agudas en el alma o en el cuerpo, e intuyen que el peligro, al principio sordo y socavado, nos compromete más cada día, se dirigirán en delegación a las bases en donde se entrenan, comen y duermen alertas los pilotos policías, sin los cuales los helicópteros no podrían volar. Les dirán, hermanos, quédense en el suelo y vacíen de combustible los tanques de sus máquinas voladoras. Luego, todos cantarán una canción compuesta en forma especial. De ese modo, el acto concluirá y el grupo, exiguo, se retirará, en completo fracaso. Por su pobreza conceptual y por falta de espacio, quedarán dos o tres que, reunidos para comer unos fideos, decidirán una estrategia más agresiva.



D.W.


 


 


LA BOLA EPICA


Nestor Colón


 


LA EPICA DE NARRAR


En realidad todos jodimos un poco con la épica de narrar y tanto jodimos que se hizo una bola enorme: épica, lícita, lisa. De repente el país entró en trance de irse al. Dicho mejor, entró en trance de irse o de venirse, pero siempre al. La General algarabía diseminó talleres de narración en los lugares más insospechados. Reproducíanse los susodichos cual plaga langostina. Los diarios a boca e' jarro, canillas a voz en cuello, reclamaban oficiales de látigo manejar: pa' adiestrar a los narrantes, a los muchos aspirantes. Era de no creer, el país era una letra en curso de irse al o devenirse pior. En las afueras de los talleres se hacían oír al son de las arengas las fanáticas consignas: ¡NARREN! ¡NARREN! oírse hacían. En tanto, el nuestro General coordinador sacábase fotos; a color en Somalía, grises para Zagreb. ¡Era una kodak fiesta! Tocaban fanfarrias en su honor. Recibía artesanales pantuflas hechas por indígenas en estado de Espeleta. En Nueva Guinea y en el Mar Caspio estudiaban nuestra identidad. Dicha fama llegaba a los confines del y al devenirse más, llegaba. Y acá en casa todos narrábamos, al son de las arengas, mate cocido de por medio y dieciseis horas al día, narrábamos.



 


 


TOMO III: LA CONVALESCENCIA DE ALMA TADERO


¿Qué han hecho de Alma Tadero?


¿Qué han hecho de Alma Torral?


¿Qué han hecho del emporio del achure?


¿Qué de la loza ? ¿De la abuela, qué?



¿Qué han hecho Eche Verría, con los berríos de los nuestros?


 


¡Estos salvajes rozinantes nos han cagao lo mejor de una generación de guionistas!


 


¿Qué han hecho don Esteban?


¿Do fueron ha parar?



¿Do Migré?


¿Do Lozano?


¿Do Lo Roto y la Santa Cruz?


 


Nos han cagao nomás. Han hecho cascallar a lo mejor. Y bien cagados nos dejaron. Hasta las patas, nos dejaron, con su profesional procedimiento:


--A ver vos, chalchalero


¿Do queda el aguantadero,


de Lira Alma Tadero?



¡la PROTA


del TELE


de la TAR!


¿Do carajo escondieron las desinencias?


¿Y por qué mutilaron el texto del delito?


¿Do migraron el Beefsteak y la Nerca?


¿Y do a parar la pie de página?



¿Do?


 


 


TOMO IV: LA CONVALESCENCIA DE ALMA TADERO


(Parte dos)


Por eso Don Esteban, usted siga batiendo el parche del matambrito, la tripa corazón y el tongorí.


Deje ya esos cuajos de sangre punzó (sangrasa seca).


Pues en estos parajes, olívase la inspiración a vejigazos y las sombras vacunas ya ni pasan. Una que otra vez, algún pejerto en somb



ras se va de cámaras y lo pasamos a silencio, mas después solamente: enlatar de higos turcos en las góndolas del market y en la tarde higos nuestros, cayendo como muñecos.


Por eso amigo Don Eche, a su edad, ya ni vale la pena que siga exponuendo las butifarras, por ése, al suyo decir: gallardo mozalbete. Deje que los infames sayones de él se ocupen, llevándole al matorral y a nalga pelada le depilen: al último grito de la Mazurka, y de paso le den verga de la buena y no cháchara del alma.


Al fin y al cabo, ese pebete no es más que:


UN MENTECATO



UN CAJETILLA


HINCHA DE RIVER


PERRO UNITARIO


Y pa' más (¡puaj!)


VEGETARIANO


 


 


MEMORIAL DE UNA EPICA CAMPAÑA/ II



Y a la húmeda de la pampa, también llegaremos: Cal, Ceresita y Gofio. Habrá que destemplar los yuyos, que no quede ni una maceta en pie. Lo quiero todo liso, liso y brillante a ese solaz; ¡Linda Playa de Estacionamiento!, en ese desperdicio bárbaro, desmesura de inciertos pajonales.


Y nada de ¡Oh! Campo Traviesa, las damas literarias estarán prohibidas en ese confín, y menos por dinero: "Los juegos de Damas por dinerillos, serán seriamente reprimidos con penas: de nosotros, hasta cuatro años de añejamiento en familia." He dicho.


¡Y guay! con el escupir pa' arriba, que también es penalizado. Pues cae luego de su elipsis el esputo sobre los nosotros mismos y prodúcese la temible: Alambrada en un mismo ser (fiebre fatigosa que impide el buen atravesamiento del desierto).



Ahora: ¡Oh Campo Fuera! fuera menos punible por fuerza de mayor razón, pues es que la escrituraria tórnase más libertaria por desencadenarse en un circulito perimetral, cuasi marginal al confin travieso.


Entonces: en el irse pa' juera está. No debe limitarse el hombre --ni la mujer si la hubiere-- en un sólo atravesar: "Suo Campo Lírico", véase al respecto como figura retórica: "El esculpirse pa' dentre", que así diz:


 


Resulte queste al fablar



en su onanismo lídico


a de trovar.


E la bola nostra


se faze mui muito difícil


de trasladadar.


 















 


 


 


 



Ignición


Daniel Durand



 


 


I


 


Estuvo lloviendo todo el fin de semana,


detras de los muros de la casa croan las ranas


y un viento que se anticipa a la refrescada nos


calma, ya no tomamos mate, entramos a la


casa y miramos deportes por la tele, algunos


familiares vienen de visita. El pasto reluce de



gotas y la perra nos mira con la pelota de tenis


en la boca. qué más puede suceder, no queremos


ir a bailar, hoy no nos vamos a mamar.


Los hechos se suceden unos detras de otros, nunca


se agolpan, si se muere un pariente, en esos días


solo sucede eso, y despues descansamos otros días,



en los que nada pasa, sopla el viento en las


últimas ramas de los sauces y croan las ranas detrás


del muro, si es que ha llovido; de lo contrario, escucho


grillos, zumbidos lejanos de motores, ladridos de perros


a lo lejos, y cuando agarro velocidad con las teclas ya


empiezo a oler en el aire, empiezo a sentirme extraño,


cuando el estado de trance esta a punto de apoderarse de mi,


canta un gallo, entonces me tapo con la almohada y me duermo



para no escucharlos. Pero hoy no, hoy he comenzado


temprano a esperar que algo me posea, vienen unos recuerdos


bobos a la mente y los deshecho, empiezo a imaginar


pero todos los caminos de la imaginacion terminan en Susana,


en su calma, en su calamitosa felicidad.


 



Modifico los márgenes para lograr velocidad vertical, siempre es buena para atrapar un momento de pasión exaltada, si no me exalto y no siento que estoy a punto de quebrar el aburrimiento del mundo con palabras no me importa la literatura, no me importa el arte si este no me sirve para conseguir quinientos imperios en una sola noche de una sola sentada. esta noche voy a jugar de ganador pero a mi mismo me he de recordar que esto solo por ser el primer día de escritura, luego de haber estado inactivo me encontraba demasiado entumecido. Me pongo a escribir porque estoy tremendamente aburrido y estar aburrido no me gusta, no me voy a regodear en las desdichas o delicias de la infelicidad, el tedio es lo peor que me puede suceder y voy en busca de emociones literarias, cuando voy en busca de emociones que no son literarias no escribo, ando por las montañas, ando por el mundo atravesando mares en barco y llanuras en trenes, pero no escribo, y cuando me enamoro tampoco escribo, porque despues seguro que me aburro de esa persona y ya me dan ganas de escribir para no aburrirme, ahora estoy cansado y perdido, desearía encontrar una luz que me guiara aunque sea a ninguna parte: Angeles estaba extasiada y contaba que en su pieza de Acasuzo estaba echada, y pensaba con una gran sonrisa en su hermosa nada, ella es feliz porque sus padres son felices porque en su barrio todos son felices, porque sus abuelos vivos son felices y todos sus antepasados muertos todavía aún se hallan felices en su tumba y si vamos al cementerio y destapamos los cajones vamos a ver la enorme sonrisa, los dientes de sus abuelos que aún muertos hace años persisten en la eterna acción de sonreir. Yo no estoy feliz porque la felicidad me aburrió, pero tampoco estoy triste, porque la tristeza me cansó, pero menos todavia me encuentro aburrido, ahora estoy buscando un ejercicio que me ocupe en estas horas de la noche, para que me aleje de las elucubraciones felices del futuro que vendrá y que me aleje de los recuerdos. Pero hoy no quiero especular ni ponerme metafísico ni romántico ni nada, el problema que voy teniendo en este texto es que es demasiado hablador de si mismo, pero sabré perdonármelo porque es el primer día de mi vida que escribo, con redes que esperan para cuando llegue el momento en que la mente que tengo, que no es mía, se le prendan las luces y arranque en dirección de un percepto, de una emoción contundente, aburrida, desoladora. Yo no debería poner puntos no deberia descansar tengo que seguir hasta que llegue la exaltación a los versos y me de una alegría, no una gran alegría porque de las grandes alegrías a mi me cuesta mucho reponerme.



Escucho unos retumbos, igual se notará que he parado de escribir para buscar cigarrillos y mear y tomar un poco de agua, tambien se nota que he releido el texto desde el principio, (y luego de meses de escrito tambien he corregido) en eso me han sorprendido los retumbos, que vienen de la calle, estuve un instante con nada en la cabeza y los retumbos fueron solo eso, como chispas invisibles, solo de ruido, detonaciones sin ton ni son producidas por el aire, pero ahora ya sé, son tres caballos que vienen trotando por la vereda, azuzados por dos niños que corren descalzos detras de lo animales, uno de los caballos lleva unos metros de soga colgando del pescuezo, son jóvenes y los usan en los carros que hay a la vuelta en los ranchos, Allí viven como treinta y son los únicos que animan este barrio con sus robos y correrías, tiran tiros a la oscuridad cuando estan muy en pedo y el vino se les termina, con esto anuncian que estan enfurecidos y sin alcohól, despues salen a dar vueltas por el barrio, pero como todos los vecinos han escuchado los tiros estan alerta detrás de todas las puertas de las casas, yo no soy como mis padres, juro que no soy como mis padres, las armas me producen una profunda alegría, son una esperanza, si algo puede cambiar las cosas es un arma, pero yo no soy como ellos, tengo trabajo y he tenido anillos ensartados en los dedos, yo no soy como ellos pero ellos quieren, quieren respetarnos acá, a toda la familia, igual los respetos siempre son diurnos, porque cuando llega la noche la rabia los gana y pierden toda la educación solar y a los tiros nos avisan que van a ganar las elecciones. Ellos van a votar a nuestro candidato, al hombre que va a favorecernos a nosotros con sus leyes , pero los que tendrán que ir a votar serán ellos, ellos pueden cometer semejante acto de barbarie, que es ir , entrar en un cuarto oscuro, en el aula de una escuela, con pizarron y pupitres apilados contra una pared sin ventanas, pieza oscurecida con mapas viejos de amarillentas telas multicolores, y despues hay que salir con un sobre en la mano y meterlo dentro de una urna delante de la mirada de mucha gente, pero todo eso lo tienen que hacer ellos porque yo nunca he podido elegir candidato, no hay candidatos, que digan algo que me haga pensar que algun día puedan ser poseidos por un instante de exaltación, él solo podrá beneficiarnos a nosotros los que escuchamos los tiros y alaridos de los ranchos de la otra cuadra detrás de nuestras puertas, pero no quiero hablar de estas cosas en este texto, solo quiero escribir unas cosas que estoy esperando que sucedan esta noche, porque muy bien me he preparado. Estoy esperando que una pasión exaltada venga y me domine y me saque, me tire a la mierda como el día que fuimos a bailar con el tío Aulicino a una fiesta internacional con extranjeros de todos los paises; allí bailamos como locos y en un momento algo vino y me poseyó, creí que iba a salir volando porque pude juntar toda la fuerza del baile y ponerla a rotar en mis pulmones, y la gente me miraba, yo era el producto de una exaltación que no habia elegido pero que había buscado pacientemente toda la noche.



Mi padre ronca, eso tendré que decirlo (voy a tener que ponerlo), eso me sulfura, pero así estan las cosas en esta casa, mi madre sueña con niños que preguntan tonterias, mi padre ronca y sueña con manchas de humedad que avanzan y deterioran los techos de la casa, yo espero trepado en este vocabulario de letras que venga una emoción a dominarme unos momentos.


 


 




Familia


David Wapner



 


En el patio del fondo, donde estaba el árbol limonero, Hijito Mayor jugó con su triciclo. Cejas levantadas, pedaleaba con energía pero avanzaba lento. Fue que la rueda estaba algo trabada, a causa de un vuelco reciente, que abolló el guardabarros y torció el eje. Hijito Mayor se cansó luego y estacionó junto a la fuente del león que, cuando se giraba un grifo oculto, escupía un hilo de agua. Descendió y en cuclillas buscó un hormiguero que en forma periódica se encargaba de diezmar. Las hormigas, que eran de las negras, daban a Hijito Mayor, dado su mayor tamaño, la posibilidad de mutilarlas con mayor precisión y comodidad. En momentos en que estaba ocupado en el asesinato de un espécimen que trataba de huir perdiendo en su carrera un pétalo de flor de azahar que llevaba para lo suyos, apareció Padre que lo llamaba por su nombre. Hijito Mayor pensó "acunajú esteitei bubú", pero dijo "sí". Acudio a Padre y Padre lo alzó (Hijito mayor era pequeño, pero ya existía Hijito Menor). Padre lo sacudió de abajo a arriba, muy alegre, e Hijito Mayor reía, pensaba "adadei apapai". No dijo nada.



 


Afuera, el mundo, era una luz grande.


Hermanitos caminábamos, dados de la mano.


Madre sonreía, o fingía que así fuese.


Padre dirigía, era obedecido.


Hablo de sábados y domingos.



Lunes a viernes eran con Madre.


 


Una canción que hizo Hijito Mayor, cuando tuvo la edad de seis años:


 


uendilá


sandi gron gron gron


uendusí


sandi shmec shmec shmec


 



 


Es anacrónico tener madre a cierta edad. Es anacrónico tener madre y allí está, sentada a mi lado, haciendo el control de lo que hablo. El que viaja para siempre pierde a su madre, eso me han dicho, por eso yo huyo de ella, y no me importa cualquier cosa que me cruce el camino, lo ignoro hacia delante. Todo porque tengo madre, y no lo puedo creer: tengo madre aquí mismo, a un metro de distancia. Se me viene en dos patas, camina todavía erguida, respira a intervalos cortos: se agita mi madre, pero llega y yo me corro. ¡Siempre llega a su meta mi madre! ¡Nunca ceja! La miro de reojo, digo para mí cómo puede ser, cómo puede ser, quién te ha hecho un monumento, quién o hasta cuándo. No es posible que así sea, tanta madre para mí y sin embargo, cada hora, cada día hay mi madre. No es mi madre la que trastoca cada mes del año, pero es evidente que ella hace su parte, ella es una madre, rueda como una madre, el esfuerzo la hace llorar, llora siempre y vence: ¡es mi madre! No puede ser pero es así. Allí está, fija en su silla, clavada en el dial: es ella, no hay duda, aunque me esconda detrás del Sol, o de cualquier astro mediano. Nada me oculta de mi madre.



 


HIJO MAYOR EN LA SILLA


"La muerte tiene harta fuerza y algún día tumbará a Dios" No se juzga aquí creencias o convicciones sobre la entidad o no de seres supremos, uno o plural. Se dice que, "aunque Dios no exista, morirá tan eterno como El". Así habló un día Hijo Mayor, tumbado en una silla, en la sala oscura de música. Oía música con alto volumen y tenía seca la lengua. Tomaba té caliente y dulce de un termo de litro, en una taza cerámica, con estampas. "Si yo veo estas guardas y creo que son broches prendidos a una soga, a una cuerda de tender y no veo ropa, porque sé muy bien que el fondo blanco es el esmalte que reviste la taza y no lo puedo confundir con una sábana, ¿qué, entonces, me estoy preguntando y por qué me ansía los broches, que yo imagino de alambre, que por cierto existieron en 1964? Me pierdo algo y, no obstante, siento un hambre en el cuerpo que me da a pensar que estoy enamorado, de un objeto de amor que me huye y yo, que siempre confundo casi todo, creo que viene". Hijo Mayor, que está perdido en su silla, bebe el té, taza tras otra, hasta que el termo es vacío. Irrumpe en la habitación Muchacha Que Limpia y dice ella "teléfono". Hijo Mayor algo la mira, a la zona de las caderas. "Cómo no he de darme cuenta que debajo de tu falda hay dos muslos fuertes entre los cuales no me sería difícil pasar mis manos y aún a mayores, por ejemplo, besarte y morder más arriba" Muchacha Que Limpia ya se ha retirado cuando Hijo Mayor hace un gesto con la mano que, a decir verdad, no significa nada. "Entonces, iríamos al mar juntos y yo nadaría hasta sentir falta de aire para, a continuación, estar de regreso con el alma famélica y no hallarte, porque te has ido con otro, más morocho o menos mudo que yo" Desde el punto de vista del relato, puede decirse que Hijo Mayor tiene alguna dificultad en la visualización de un horizonte, alcanzable mediante la transposición de futuros sucesivos. Su dificultad se debe a que no puede hablar simple y casi siempre es incapaz de expresarse con soltura. Ahora vendrá Madre y le dirá que despierte y devuelva el termo con la taza.



 


 


HIJO, MADRE, LINTERNA


En un futuro, llego a casa de Madre


Hola, Madre, vengo a decirte que te he comprado la linterna que me pediste la noche pasada. Consta de tres elementos, es barata y china. Su uso es muy secillo, tan sólo tienes que empujar la perilla hacia delante si deseas luz permanente, y oprimir el botón si la prefieres intermitente. La energía eléctrica se la provée dos pilas medianas y te aconcejo que las compres alcalinas porque te duran más de lo que te imaginas. No la sumerjas en líquidos ni la expongas al fuego pues caso contrario la arruinarás. Procura mantenerla alejada de ollas bullentes de modo que no te tiente incorporarla a tu dieta. Apágala cada vez que no la necesites y enciéndela tan sólo si es necesario. La luz de la linterna te servirá para iluminar cuartos o sendas a oscuras pero no para calentar tus manos. Si apuntas con el foco a un espejo, este te devolverá en reflejo la lumbre de tu aparato. No enciendas y apagues como loca porque quebrarás el mecanismo y no tendrás más faro. Faro, farol o farola son palabras parientes. Yo soy tu Hijo; tú, mi madre; la linterna es tuya. Modérate en su uso, guárdala en un estuche, escucha mis concejos. Ten en cuenta que si enfocas hacia delante, pero el obstáculo esta debajo, no evitarás la caída. No ilumines atrás si no has de mirar de espaldas. Piensa, medita antes de ponerla en función. Cárgale dos pilas, una sóla no sirve. No desenrozques las partes, por separado no funcionan. Tenle confianza, ten paciencia, tente en pie. Toma tus remedios, no te drogues demasiado. Camina con los pies, si lo haces con las manos no podrás usar tu linterna. No la limpies con abrasivos, sólo frótale un trapito. Dí, si así quieres, cuatro veces al día "la luz, la luz, la luz". Ahora, haz lo que te digo, vete a dormir.



 


 


MADRE HIJO


 


1


"¡Alguien, madre, ha tirado de mi barba y me ha causado pánico! ¿Es que debo echarme a llorar, con todo lo que me ha costado esta abstinencia de diez años?"


Madre, que observa a Hijo de reojo, responde de modo modal.


"Te quejas tanto, Hijo, que tendré que deprimirte con un lamento, a fin de que te rías y me des motivo para darte una bofetada".



Madre muestra dos dientes amarillos y frunce la nariz, ese gesto que tanto irrita a Hijo. Hijo apunta a Madre con gesto admonitorio.


"Madre, he sido víctima de la intolerancia y aún así tu burla es más fuerte que eso y no sería el primer matricida sobre esta tierra que, bien vale la pena recordarlo, está bastante malherido. Rectifícate o te escupo".


Madre es presa de una convulsión que se manifiesta con abundante espuma en la boca. Un borbotón de su saliva hace mella en la nariz de Hijo. Hijo toma un papel higiénico que alcanza a manotear y lleno de asco se limpia. Entre nauseas anuncia:



"Me has calumniado, Madre, y yo no se esperar más tiempo. Será mejor que te revuelvas en tus trastos y te vistas y te vayas. O si no, te mato, ¡te mato!


Madre, visiblemente repuesta, se aparte de Hijo y se dirije a su cuarto. Reaparece envuelta en una mortaja. Anuncia a Hijo:


"Asesino, malvado, salvaje. Me voy".


 


2


Hijo en una calle peatonal de la ciudad de Buenos Aires busca un árbol en donde orinar y se da cuenta de que eso no será pósible. Engresa a un bar y antes de hallar al baño se orina encima. Lamenta:



"Esta humillación es una infinita o millonésima parte de los sufrimientos que me esperan en el infierno que acabo de merecer. Maté a mi madre y ella es inmortal como el demonio. Ella presidirá el escuadrón que habrá de torturarme por toda la eternidad. ¡No me resigno! Debo buscar a Hermano!"


 


3


Hermano visitaba a Hija Suya en la casa de Esposa de El y saludaba con los dedos entre una y la otra. Un ojo suyo bailaba al ritmo de una música inasequible a los profanos. Hija, en cambio, cantaba una canción estridente y pentatónica, con el único fin –inconciente– de perturbar a su padre y quebrar algún acorde que pudiera escaparse de sus manos. Hermano pronunció una palabra de afecto para satisfacción de Hija e Hija respondió para satisfacción de su padre. Hermano recordó a Padre que ya estaba en una tumba y a Madre que lo había tumbado. La muerte de Padre sucedió cuando Madre tuvo un ataque de espuma y Padre intentó rescatar a su esposa pero terminó ahogándose él mismo y sucumbió en minutos. Hermano estaba con él y le hizo masajes en el pecho pero casi se acalambra y por no perecer desistió. De esto se enteró Hijo y de inmediato hizo una analogía entre Madre y un extinguidor de fuego. Madre era más peligrosa. Razonó: "habrá en adelante que usar trapos de amianto en presencia de ella.



 


4


Madre, mientras tanto, seguía su derrotero errando por las tinieblas de una barrio suburbano.


Dormía aquí y allá y mendigaba para comer.


Con el tiempo llegó a hacerse fuerte en una estación de ferrocarril y así logró amasar una pequeña fortuna.



A Hijo llegaron noticias de la sobrevida de Madre y fue sacudido por una patada en el esófago que lo mantuvo inemne toda una tarde. Por fin reaccionó y armado de un cuchillo fue en busca de ella para hacerse justicia.


Halló a Madre comiendo un sandwich de milanesa en compañía de un mendigo de nombre Diego, cuya característica saliente era una calva lustrosa color aceituna orlada de un mechón negro y pegoteado. Ambos lucían ropas ajadas pero Madre conservaba la blancura de su mortaja.


Hijo encaró a madre en un tono de coz subido y el cuchillo blandido por su mano derecha:



"¡Madre, encima que no moriste te has hecho rica! ¡Y yo que ya no tengo con qué vivir! ¿Con qué derecho me has despojado, Madre? ¿Quieres que desaparezca como has hecho con tantos otros? No, Madre. Ya mismo me das la mitad de tus riquezas o no repondo de mí y para eso he venido. ¡Justicia para mí! ¡Dame, dámela, Madre! ¡Dame la plata! ¡Dame las joyas! ¡Dame comida que no tengo! ¡Piedad o te mato!".



Madre, que estaba a punto de hacer crisis, refleccionó y dijo:


"Toma la mitad de mi sandwich".'


 









 



 


Ana Camusso EFECTOS ESPECIALES



 




 


 


SUEÑOS


Juan Desiderio


 


PLANETA PARQUE


Recuerdo mis virtudes en el planeta parque.



Cuando marqué los ojos de un ángel que colgaba de un ombú.


Supe de cuatro marcas mas, y una línea oblicua cortando los palitos como en los juegos de azar.


O el viejo que ví meterse el dedo en todos sus agujeros. Le ofrecí dos cigarrillos. El obvio fue a parar a su boca, el otro a la oreja.


Lo de la abstinencia era que cuando el viejo le erraba a los agujeros, nada protegía sus cavernas del bajo cero.



Microclima único en planeta parque.


 


HOSPITAL


Cuatro columnas sin heridas griegas indican la entrada al templo de la post enfermedad.


Un hospital es: la noche después del día. La respuesta en el cuerpo, la pregunta en la razón un poco mas tarde.


Suma de materia y antimateria capaz de pudrir al hombre.


Un hospital quiere decir: si nos unimos, acabamos con todo.



 


JARDIN


Dicen que si por las noches un jardín se quema, el jardinero está soñándose bajo las aguas.


Es fatal si la carne se enfría y la piel cubre los ojos.


Porque ver es el reviente de toda bolsa que nutre, dejando al tanteo toda forma que empieza a caminar.


Uno pone lugares para los cuerpos en el jardín, con la vista.



 


CAIFAS


Un pescador de nombre Caifás, alquila una pieza en la terminal de Puente de la Noria.


"¿Ballenero me dijo? Ballenas veo colgando en los techos de los terraplenes. Siempre de noche, cuando el viento amontona bolsas de plástico manchadas con aceite. Soy pescador y nunca pude con las ballenas."


Las ballenas brillan con los focos. Una docena detipos las rebanan y desaparecen una hora antes del amanecer.


"¿Ballenero? No pude con el mar atestado de ballenas. Y ellas rodeándolo todo."


Caifás en una pieza de empapelado roto, con su PC pantalla color donde tiene la colección de ballenas mas grande del mundo.



 


LICOR


Beba y apure. Que tres whiskys para un diablo es solo sangre que marea.


 


AMANECER


Cuando la lluvia inunda el campo, cuerpos secantes se alimentan por las noches.


Los llaman luz mala.


Solo son ángeles sedientos.


El crepúsculo trae las nubes rojas. La sed baja. Los milagros se suceden.



Los animales despiertan de un sueño colectivo. Y en la noche, viven. Como si fueran eternos.


El centeno se pudre. Demonios suben del centro de todo, a comer. Para que el día los ponga nuevamente en el camino.


En el cielo del campo, cuando deja de caer la lluvia, los ángeles secantes no pueden volver al cielo porque están llenos de agua. Los demonios mojan sus pinceles en plumas gordas.


 


EL JUEGO DE DIOS


De pie, frente a mi cuerpo, observo el collage. Voy hacia el espejo. Una cabeza condenada al azar, donde hay ojos que ven lo que yo veo, pero todo proyectado en un cerebro de vidrio. La nariz, aceptable, salvo por un hilo muy fino de sangre que conservo desde que choqué por primera vez, contra una pared queriéndo meterme en un cuadro del Bosco. En el espejo, un cable rojo une los labios con la fosa nasal izquierda.



El juego de Dios. Creer en un mas allá detrás de los espejos.


Las manos y sus palabras escritas,la nitroglicerina de la mente. Dedos apoyados en el vidrio, formando la araña que nos conmueve con su velocidad. Una caricia en hilos de carne.


Después, observo debajo mis pies. De mi lado, madera. De mi otro extremo, tierra. La linea divisoria del espejo es horizonte de campo.


Finalmente, el pecho es un rombo amarillo.


Frente a mi cuerpo, boca arriba. Duermo. El próximo grito va a ser en el sueño.



 


Los huesos y los nervios, son para las hormigas. Ellas nunca descansan.


¿Y el alma? Nunca imaginé llegar a ser un póster en el cielo.


 


Una mentira deja de serlo cuando todos creemos en ella. Como cuando creemos obsesivamente en el frío, en medio de un incendio.


El miedo organiza todo lo enorme, Genera petróleo.


Y todo lo pequeño nos hace indispensables, descansando en un lecho de hierba fresca



 


NAVIDAD


Ultra pescador, desde allí partirán los nuevos salmos. Pedro, el arquitecto de un mar muerto construye balcones mirador para ver los cardúmenes de bacalaos salados y cortados en fetas.


No hay ruinas, como en el futuro. Pueden evitarse los ojos del que pasa. Los sentidos funcionan.Y es asi como me presento, con adrenalina de máxima pureza.


En la montaña, Jesus va a dar su sermón. Sus ojos se sacan al hablar, su voz es ronca, parece cansada. Su rostro es diferente a todos los dibujos posibles. No esa tez blanca poseída por el futuro racista. Rapado y sin barba. La túnica, de un gris perla. Un tatuaje que de lejos parecen dos serpientes atravesadas por una estaca en el cuello sugiere su pertenencia a una secta. Habla bajo una lluvia fina.



Un cántaro grande pasa de mano en mano. El agua parece refrescar, las gotas que resbalan en su calva brillan con intensidad. Bebo del cántaro un sabor agrio, a vegetal y tierra.


Cincuenta minutos de palabras que pronuncia con cierta melodía, en un idioma que no comprendo pero creo que gracias al brebaje, logro entender. Después todo se torna geométrico. Jesus se va solo. No tiene discípulos.


Las historias siempre son contadas por muertos. A quién reclamar, entonces, cuando los milagros y las cosas se soportan solo unos segundos.


Intento seguirlo.


Kilometros con el cuerpo en llamas que no queman, mojado hasta los huesos, llego hasta lo que parece un galpón enorme. Jesus entra en el, vuelve sobre un par de sus pasos. Sentados en el piso, me convida un pan untado con palta.



 


DIOS


Imagino a dios arrojando hijos al abismo. Este pensamiento me lleva a un sueño profundo, a un plano en el que nunca estuve.


En este plano, solo funciona la voluntad. El dolor y la alegría no se sienten.


Me arrojo para ver. Los sentidos no miden, solo actuan. Los cuatro elementos estan claramente diferenciados y se entremezclan en formas extrañas.


El agua consume lo que toca. El aire lo sostiene todo. La tierra ocupa el cielo y en el fuego crecen las cosas. El fuego genera, los objetos tienen una apariencia gaseosa. Las criaturas queman.


Alguien arroja hojas a un rio. Me acerco y observo que no son hojas sino finas planchas de metal escritas con una caligrafía armónica y perfecta. Es un viejo que gira su cabeza sin darse vuelta y me pide que le tenga las planchas. Despues se arroja al rio. Su cuerpo estalla en pedazos que parecen cristales. Imagen de vitraux .



Me siento un metro arriba de la orilla, y ordeno los textos en forma azarosa.


"... y asi, despues de cuarenta días asomó una yema que reventó al día siguiente. En esta flor esta encerrado el movimiento de todo lo que existe. Y es apenas mas clara que el fuego. Su nombre sera rosa, y dificil sera poseerla. Le pondremos espinas para dios, y una fragancia extrema como índice..."


Cuando la imaginación se independiza del deseo consciente, pasa a formar parte del sueño. Y cuando lo inconsciente es un plano de realidad, el deseo es solo supervivencia. La imaginación es el suceso. Sucede, entonces, la caída desde lo alto de miles de cuerpos empujados por el fracaso del creador.



Algunos desaparecen en el agua, otros quedan heridos en el aire o se incorporan en el fuego.


Despierto dentro de una atmósfera en crisis, con el calor capitalista de un planeta casi muerto.


 



 


 


Director: David Wapner / Equipo de textos: Sebastián Bianchi, Nestor Colón, Daniel Durand, Juan Desiderio, Ana Camusso, David Wapner.


©1997-2004, para todos los autores incluidos en esta publicación.



 


 



Posted by viejextemaficcion at 6:03 PM
Wednesday, 7 January 2004
Buenos Aires Septiembre de 1996 Numero Uno Vale Un Peso









 




EL FUTURO


Como sabrán, a cada momento llegan futuros.


Hemos cazado algunos al vuelo.


Luego de abrirlos con instrumentos apropiados y filosos, los hemos viviseccionado y eviscerdo.


Hasta el momento, ninguno respondió a nuestras expectativas y es la causa de alguna pena nuestra.


Sus restos, ya vaciados, los hemos tirado en algún tacho de residuos habilitado para tales fines.


En este punto es donde comienza el otro lado de nuestras vidas.


A la noche, vestidos con andrajos, revolvemos la basura, y hacemos una selección rigurosa de qué sirve y qué no sirve.


Aquí, el hueso mondo de un ave asada.


Allá, el frasco vacío de un elixir.


Y de pronto nuestras manos tropiezan con una especie de cáscara: es el cuero vacío de un futuro que habíamos descartado.


Lo guardamos en una bolsita y lo llevamos a nuestras casas.


Una vez allí, lo cocemos a otros cueros cirujeados en días y meses anteriores, y de este modo nos hacemos la ropa.


Así nos presentamos ante el mundo y estamos esperando una respuesta.


En la realidad o en la ficción.


En un mundo reducido y mezquino, tenemos rivales.


Otros podrán igualarse, paro nadie podrá igualarnos.


Para festejar este acierto, convocaremos a un concurso de la especialidad.


Lo denominaremos Primer Concurso Latinoamericano de Poesía.


Podrán participar todos aquellos poetas residentes en cualquier parte de América Latina, de cualquier edad y porte, pero no podrán aspirar a los premios.


Estos, importantes y prestigiosos, estarán tan sólo reservados a nuestros amigos, siempre y cuando no sean nuestros colaboradores especiales.


Creemos, de este modo, corresponder a la fidelidad de aquellos a los que habremos de favorecer en el futuro.


Nos creamos así un motivo de alegría, y por eso habremos de encender una hornalla.


El fuego es un ser valeroso que no le teme a nada, pero no sabemos de qué modo reaccionará con la olla que le pondremos encima.


Hoy, ya mismo, se siente un olor peculiar.


Veamos que hay de comer.



D. E. W.






Es el gato el que está perdido.


Ha sido buscado por tantas calles que algunos sugieren darlo por olvidado.


Eso no es posible, un gato permanece. Ha sido dotado de un don de ausencia, cuya acción socava un hueco en el tiempo, sitio en donde el gato se oculta cuando decide desaparecer. Un gato que no está es una presencia que, porque no decirlo, produce angustia. Por ejemplo, al gato éste que se perdió, se lo busca durante la noche. De día, mañana y tarde, se descansa. La reposición de energía es indispensable para lograr una concentración adecuada en la pesquisa. El reposo incluye degustación de comidas, sueños de siesta, caminatas recreativas y alguna labor liviana. En todo este tiempo el gato también descansa. Su hueco de ausencia le ha permitido flotar por sobre los sitios que su capricho demande, incluso por las cabezas de aquellos que lo creen muerto. Claro está que quien emprende un trabajo de tanto riezgo es porque siente un vacío en su vientre que no puede llenar; es el hambre extraño que se manifiesta en aquél que ha emprendido la búsqueda de algo que no sabe que existe, o sabe que existe vacío. Así, el hueco de ausencia es ubicuo y su carga, el gato que le da sentido, se acomoda en él como un ovillo.Todos los gatos del mundo tomarán un día el camino que no vuelve y, a su vez, todos los gatos que se fueron están con nosotros. Estas razones puestas a rodar junto a los actos que nos disponemos a ejercer, ¿no nos hacen dudar sobre la utilidad o no de buscar a nuestro gato que está perdido? Hay que ser realista: un gato extraviado está oculto a nuestros ojos. Quizás sea avistado por otros que nunca nos comunicarán lo que han visto. Nosotros sabemos que nuestro gato es diferente, pero para cualquiera nuestro gato es igual. Puede ser que lo confundan con otro y lo saluden. Nuestro gato seguirá de largo para perderse en lo oscuro. Tal vez no regrese jamás. Las cosas no son por completo de este modo. Si limitásemos al gato a un cuerpo elástico que vive en nuestro espacio, que se frota a nuestra pierna para decirnos que él está y nosotros también, que puede observarnos desde el techo o desde el piso y decir con una vocal lo que a nosotros nos llevaría oraciones, a nuestro animal le faltaría la mitad de la vida. El gato es más que un ser animado, su alma va por delante, tiene zarpas más veloces que su carne. Huye de la muerte aunque muera. Tal persistencia justifica la nuestra. Tal día es, tal día se extravió, tantos días se lo busca. Se sale de noche, con una linterna, acompañado por alguien, en lo posible, por si hay agresiones. En cada calle o grupo de calles hay barrios de gatos, protegidos por el silencio y por mujeres que en secreto, clandestinas, reparten alimento. Van agazapadas, cargadas de bolsas con comida cocinada en ollas altas, revuelta con cucharas de madera, a fuego lento. Mediante un acuerdo entre benefactora y beneficiarios, se instauran paradas en donde se efectúa el encuentro, a horas exactas, con intercambio de gestos y movimientos rituales. Las mujeres de los gatos recorren su circuito a paso vivo, descubren nacimientos, constatan defunciones y regresan a ocultarse a sus casas. A veces en su viaje, entre una cita con una familia atigrada y otra negra con cuello blanco, son atacadas por gente que las odia. Les dicen viejas, brujas y diablo. Les gritan y hasta les pegan. Nosotros aprendemos de ellas y nos volvemos sigilosos. Caminamos con la vista hacia abajo, luego hacia arriba, alerta a las cornisas, vuelta abajo y a un costado, luego al otro y adelante. Debajo de autos hay gatos, buscamos. Hay dos grices, uno más pequeño, son madre e hijo. Se oye un llamado repetido que viene de un árbol. Nos orientamos por el oído y encontramos un gato anaranjado que pide algo, pero no a nosotros. En una esquina hay tres que se reparten una bolsa de residuos. A media cuadra pasa uno que huye. Por la luz de un portón salen dos hembras tricolores y entra uno blanco. Desde el medio de la calle nos mira uno gris con manchas blancas y no se mueve a nuestro paso. Ninguno es nuestro gato.


La noche profunda nos sorprende absortos en una tierra que no comprendemos. Las horas se escurren y los gatos van tras ellas. Nosotros resbalamos, somos niños. Con dolor en la cintura por andar encorvados, buscamos el camino de vuelta. No dejamos señales y nos cuesta orientarnos. Cuando hallamos el rumbo y avistamos nuestra puerta, ya es de día. Entramos, sin nada en las manos.


Una mañana despierta alguien.


Ha soñado con gatos, pero no recuerda qué.


Con la sensación de haber pertenecido a algo para luego huír, se incorpora de su lecho. Mira alrededor suyo e interroga al entorno, ropas que se cubren unas a otras sobre muebles abarrotados de sí mismos. Abre la puerta y entra la luz. Es de mañana avanzada, parte de la vida ya hizo su historia. En el baño, tras una micción, la persona que recién despierta queda arrobada al pie del inodoro. Transcurre un tiempo, que no se puede mensurar, hasta que el pasmo se rompe. Se lava las manos y le dice a su rostro en el espejo "yo vi un gato". Esa idea lo acompaña en su desayuno. De lo soñado quedan algunos sonidos. Pasos, rasguños sobre maderas, hojas que se agitan, son la música de su cabeza. En cierto momento, cuando cree estar más lúcido, se ríe de lo dicho en el baño. ¿Qué tiene de particular ver un gato? Todos los ven, en la calle, en casas de otros, en imágenes impresas, en la televisión. Si no se los ve, se los oye. Los gatos poseen un registro vocal amplio y pronuncian vocales. Hablan y a veces se los confunde con bebés. Quién no los oyó alguna vez.


Transcurrida una mañana, olvidada la tarde, alguien está en la calle. Camina hacia la casa de otro, que vive cerca y no lo espera. La calle todavía es transitada por gente que en general vuelve. La sensación de regreso es lo que prima en el ambiente. De todas las atmósferas posibles, han elegido ésa. Algunos trabajan y es lógico querer ir al hogar cuando termina la jornada. Otros no trabajan, pero también parecen desear un resguardo. Alguien va cuando todos vuelven, a la casa de alguien que es seguro que ya volvió. Una vez arribado, se anuncia con el timbre. Tras un lapso de algunos segundos, del otro lado de la puerta alguien pregunta:


--¿Quién es?


--Yo.


El habitante abre la puerta y hace ver su rostro.


--Qué pasa.


--Perdí mi gato.


Al decir lo que ha dicho, la persona tiene la sensación de quedarse vacía. Las palabras pronunciadas funcioan como un lastre que se expulsa. Con un alivio que no era el esperado, la persona da la vuelta y se aleja.


El día que esto sucede han nacido cinco gatos en una casa vecina. La gata madre ha tenido un parto normal.


 


 




Había dos categorías: la categoría de escuela y la categoría de barullo. En a) la gente recibía información pormenorizada sinóptico que facilitaba la comprensión. En b) se cultivaba la danza y los cantos alegóricos. Un miembro de a) era sensible a los números y la geometría. Se hablaba de Euclides y las rayas en el espacio. Los miembros de b) bailaban en trompos desarticulados, sin saber que su trayecto de danza, era un postulado No Euclidiano. A falta de cuadros sinópticos, la información se filtraba por los costados y ellos eran poseídos sin semátca.


Un día los Euclidianos quisieron saber lo que sucedía en b). Anotaron en hojas cuadriculadas el trayecto de una elipsis, la perpendicular a la parábola, el punto final de la danza, a tres centímetros sobre el nivel de la hoja. En ese punto depositaron su atención. ¿Cómo podía el punto, suspendido, balanceado en el aire, mantenerse inmóvil?


Los miembros de b), a todo esto, levitaban. El cuerpo laxo permanecía en el aire, apenas hamacado por el viento. En esta posición algunos tatuaban sus cuerpos con dibujos antropomórficos o flores de variado color. Otros se pasaban papelitos con mensajes en castellano tardío. También estaban los que nada hacían, es decir, flotaban en el aire solamente.


El grupo b) agitaba sus apuntes en la hoja. Era incomprensible el balanceo en a)! ¡Era descabellado volar así!


–Están tachando el pensamiento de Euclides –decían.


–Están parodiando el aforismo geométrico.


–Se están masturbando en Dios.


–Debe ser algún hada que los ayuda.


El hada Casandra amontonaba lentejas en una vasija. Eran lentejas del árbol aéreo, más conocido como Ciprés Liviano.


Casandra cocinaba un guiso mágico que los No Euclidianos devoraban en silencio. Nadie hablaba mientras la cuchara se metía en la boca. Estaba la cuchara adentro y la lengua perdía movimiento, capacidad de decir a. Aí callados y con la barriga llena, se echaban al sol de la tarde y en la siesta se elevaban: danza, digestión y misterio.


Mientras tanto, El Cabezón Aníbal, jefe de los Euclidianos, almacenaba sabiduría en su biblioteca encefálica, El pelo enrulado cubría los casi ocho tomos en los que transcurría su conociiento. A veces, para atrapar un aidea, tardaba el doble que sus compañeros. Y esto era comprensible, ya que entre significado y significante, había una distancia de 25 cm o más.


Aníbal –que a esta altura del cuento tendría unos 47 años– había inventado un aparato denominado "La radio". Y con él los Euclidianos pasaban los ratos libres tarareando a Paul Anka o escuchando los partidos de primera B.


Levitaban los unos, los ochos escuchaban la radio. ¡Oh gnosis de la geometría! ¡Objeto, reverso, subjetividad! Entonces apareciò la tortuga.


Con la tortuga, la estructura del cuento se hace cada vez más compleja. Hasta el momento teníamos dos bandos en pugna, un hada y un cabezón. Ahora el azar de la prosa nos enfrenta a un quinto elemento, de boba caracterización. Pero no decaiga la pluma ante lo adverso y el pecho vacilante enderece su emoción.


La tortuga es un reptil quelonio, de cuerpo corto, encerrado en una envoltura ósea. No tiene dientes y su boca, provista de labios córneos, forma un pico similar al de las aves. Su carne es un alimento bastante apreciado. Hay tortugas de mar, tortugas de agua dulce y tortugas terrestres. En las islas Mascareñas se encuentran ejemplares que alcanzan a medir un metro de largo y pesan más de 300 kg.


El personaje tortuga venía de ganarle una carrera a un cascarudo compadrito y estaba exhausta. Se detuvo a beber el agua blanca de la laguna Rousselot. La brisa hacía un oleaje naiv que rompía en su caparazón. Y ella, el cosquilleo del agua, le hacía sonreír, abrir la boca alegre a la sinrazón del cielo.


Saciada la sed, mojada la panza, se echó al pasto verde a meditar sobre su triunfo. Ese cascarudo porquería no la molestaría más. Ella era la velocidad de lo humilde, el asalto del lisiado hacia un horizonte infinito.


¡Cascarudo


cachivache lerdo


juguete de la inmovilidad!


La tarde tendió una cama imaginaria sobre el cesped vegetal. El croar de las ranas se acomodó al estribillo soñador. Hubo modorra enttre los juncos. La narración hizo de la tortuga la mascota de la siesta.


¿Qué sueño loco soñó la tortuga? ¿Soñó el sueño del cascarudo derrotado? ¿De la tortuga ligera, vencedora? ¿La tortuga pistera, la acelerada en la curva?


Cuando Euclides disparó su arma, el estruendo de la pólvora puso a los competidores sobre la ruta. El cascarudo picó en punta, pero la tortuga adhirió su trompa al paragolpes del insecto. La recta principal los vió pasar a 12 km por hora, el cascarudo adelante, la tortuga detrás.


Euclides anotaba en su libreta pequeña el desarrollo de la carera. Primero cascarudo en punta, trayectoria rectilínea de vector lento, cuidada curva sobre sector derecho, susto del cascarudo que aminora la velocidad, acomodada trayectoria hacia parábola, canchera la tortuga se encuentra con la cuerda, es punta de vector hacia adelante.


El viento entraba en los ojos de los competidores. Y las pupilas aireadas veían todo diferente. Era belleza del cielo desdibujado. El vértigo para nada se adueñaba del paisaje en uso.


Me siento bien –pensaba la tortuga. Estoy primera en la carrera, entonces el cascarudo viene después.


Ahora la tortuga flecha de vector por zona queda, cascarudo es bronca en la mirada, pies que buscan con furor la posición primera, adelante la tortuga patalea tras las chapas, la lata del cascarudo abre risa, rima cantada, allá va, allá va, tortuga ruido chamamé.


Cualquiera –anotó Euclides en su libreta. Si me dejo llevar por el sonido, en vez de un cuento voy a hacer una baguala. Recordar a Quiroga, Decálogo del perfecto cuentista: Creer en Dios Y Maupassant. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra dónde vas. ¿Adónde voy? ¿Adónde va la tortuga?


Ahora el animal derrotado goléa con su llanto el tronco de unos pinos. La tortuga se levanta en andas y es algarabía trepada a su caparazón El festejo se extiende a todos los bichos de tipo "reptil", que toman el triunfo de la tortuga como un triunfo de la especie. La Especie festeja la derrota del Insecto. Hay banderas que se acreditan su rapidez, dicen viva la tortuga, abajo el cascarudo. El llanto del cascarudo es triste de ver, pegado como está, al árbol inaudit.


BAja el sol sobre la enredadera. Los colores del cielo insinúan una luna turquesa, una frambuesa amarilla. No. No empieces a escribir...


La luna ya se murió


Lugones la reventó


¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!


Lugones tiene novia.


 




Sobre un Renault sobran las nubes, extensas, y sobre todo opacas. Con la puerta abierta en ángulo agudo, y rodeados, miran la detención ambos ojos. Si dice cualquier frase que no consiga entusiasmar la porción de (razón y espera), encenderé llamas al cubrecama, y por debajo, a la cortina que filtra el óxido entre el elástico y el colchón, fofín.


Entre vericuetos por veinticinco grados de frialdad, la mente piensa. Ordena. A la repetición aparecer, poner las cosas en calma, ser parco hasta el hartazgo, después ebullir; bien calmo frente a una pequeña mesa luz pa' quel cerebro recaliente y el codo apoye en ella, la primera, los 37. Y siete frente a 25 altan la temperatura y la sangre irrumpe en los bajos de las uñas: titilan.


En un coche americano irrumpe la tercera parte, incluyente la with herself. Para sí nos dice, como somos, un pack de teorías que rozan elementos antitéticos; positivo = negativo. Dudo dentro porque está estrecho y el dolo va por las sinuosas sendas de la variedad. El contraste ínfimo que aparece entre los dos grises más sutiles de la infinita escalera.


Entre dos puntos, alumna, hay un punto. Entro ellos otro. Entre otro y el punto nace un nuevo. Entre éste y el otro, así sucesivamente.


¡Que te vayas, mediadora de circunstancias!


Los ojos, escondidos, no temen tanto, ahora el fuego previsto (pre-fijo pero no tanto) se transformó en otra humareda de la mente diletante y narcótica. Ahora se dijo, el sustain lentamente se organiza: primero dos arcos, áreas madres; dos más chicas (complejas) y por último un conjunto de signos humanos distribuyéndose el movimiento (¿balón?).


Se acerca el choque con la de los extremos, depuesta ésta (ella) sobre una butaca tendiente al cuero. La radio, que todo lo descompone. Choque: arañazos cútex maquillaje de freeshop.


En fin, la radio suspensa y otra lámpara eleva a 1000 el grado de peligro.


Somos tres: dos y la interferencia. Para el ceramista no importa (hombre menor), él lo amasa todo y saca del horno arte.


Pasea el tiempo, han evolucionado los verbos. tarea de una vida entera la realidad tripartita.


Un buque: observar: un timonel: gente de temple: dos polos. Será una distancia: madreselva, abárcala con unas pocas formas generales. Cómplice la de los ojos, bosquejé un inventario imaginado de cómo pueden traer elementos los resultados, un diccionario de sintaxis algo elegante y refractaria.


Pero la estructura irremediablemente se desvanece; el tiempo, la era, el último acto del eventual actante (excedido), se manifiesta.


Es de uso común un chorrofraseo interconexo, aunque aquí, encima, haya un llanto de incomprensión: la del americano llora y añade al plasma del relato que está perdida: "Estoy perdida".


2


Dice que "tener un Taunus, y manejarlo, incrementa la necesidad del delito". Si es negro y anda sobre la velocidad primero, será objeto de una buena intención. La paciencia rompe al volante su cerco de adverbios y arremete en vaivén inacababla; adopta, "uno se adapta" a las 2 fuerzas que más pujan lo circular.


Con la goma temprano y cerca: sobre la pintura longilínea y a intervalos ida, una idea: la del hombre que construye aquello que dibuja.


La idea dura una bocanada. El tiempo es sector de reabastecimiento y los vidrios polarizados prevén esa conveniencia: nuevas ideas se agrupen; "hagan masa pesada". Masa con un ser conjunto y reflexivo.


Si tuviera un Taunus


lo pintaría de negro


y por las noches saldría a robar.


En la casa al provecho no lo disfrutan, se transforma en galpón. Acumulados, pequeños, sistemas de imitación bailan el rito inarticulado de lo ajeno. Entonces, ¿si la mala gana coge a la máquina que hace a la gana mala soy malo? Es el momento (the top moment de) asociar una tras a las señales. Dan grupos 2. Uno nos persigue en una calesita su cultura medioeval. El dos nos atasca pronto y exige, a los gritos lo hace, una certeza.


3


La boina presenta un deshecho abrojo de viruta. Debajo, un enérgico mecanismo heredado de los yuyos entra en calor. Un principio: la tendencia a replegarse es pautar las circunstancias; como lo casi espontáneo, cual si se fuese u huésped, o su hipérbaton. Socializa con un modo de comunicar un rápido argot de 20, de diez: MD (aprox.).


(para mechar): Las lenguas bailan desde la salida del sol. Cuando todavía era noche, o el otro contingente del día venía con retraso. Gas del año ochenta y siete.


Mil quinientos millones de expectativas que se agolpan en un esfuerzo. Esa moza comprensión de los nodos y banderas que nos rodean (cuantiosos tipos en el planisferio). La madre, la madre es el que sabe, a grosso modo, hacia dónde se dirigen, aunque no todos, los caminos. Increíble. Se trata de lo que un hombre piensa: añora el intercambio.


4 (carrera de motonetas)


El movomiento en este caso incorpora un factor. Un segundo tiempo, más de dos tiempos, de frecuencia incalculable por diámetro.


Berem ber bem por dentro, los mataperros platinados. "¿Será posible reconstruir el tiempo hacia las lejanías? ¿Cuál ecuación lo lograría, el azr o alguna magia oculta entre dínamos? ¿Qué factor descifra los flujos que chocan como olas sin ondas longilíneas?"


Pero lo más importante: el presagio un buje, la presencia un remolino. Mientras tanto revuelven con furia las crestas argentinas. Pero con cuidado.


(sub)


Tras cada rancada por el espejo el polvo, arremolinada presencia en el tiempo. Dibuja arabescos lentos que se reacomodan en pista ante la llegada del desesperado escolta. No afloja el puño la de volar la casa de las nueces. Casca redondeles, velocísimos rebotando, nuevamente el polvo. Son al total más los que ventilan el podio. Atrás zumban aquellos rezagados. Vuelta que pierden a vuelta.


(sub mataperros)


Con un cigarrillo rubio entre los labios yo medía el tiempo. Con la mirada través bocanada la masa cuadrúpeda inquieta atada a tiras de cuero federal. Con el cerebro piensa: "Cría cuervos..."


Para llegar al podio se necesita audacia en las botas. La feria rafagosa se esfuma del lapso que se permite la atención y otros paisajes la recorren como el viento a sus banderas.


La atención en la furia del sudado manillar que parece inclinarse, pesado, forcejea con su equivalente en masa*. Cruje fugaz y lo reacomodan las más altas revoluciones. Los perros son sabios; se dibujan una guía estricta y finita y esperan: corazas escoradas que vendrán luchando contra la bólida regularidad. Hinchadas se ven garrafas en el box las de fragilidad temprana.


Los botines pateando las ganas sobre tres puchos sordos de pistones ladran el hambre de una carne cortada en dados y al asador. Con esos perros cazaría la mitad de los chanchos del mundo.


Cuando la ceniza cae y queda en la mancha de grasa del pecho criollo la entraña desea. Perro inútil el federal. En el podio alientos picados de ajo abajo y vino. ¿A quién muerden atados?


*Masa inflada con fibra.


5


Una familia desde hace años dividida en generaciones funciona como engranaje ficticio de la tentación y el azar: los vecinos.


A ver los vecinos; "todos a la calle y ninguna (¿y las fabriles?) permanecerá a los ojos de dios completa".


:que habita con otros en el mismo pueblo, barrio o condominio.


:cualquier persona, todo el mundo.


Planeta mío, sumamente diverso.


Orientado, consecutivo y permanente;


físicamente aparentemente eterno.


6


Se deslizan reflexiones. La cuestión, plasma del futuro sentimiento, es: insoportable idea y conducta.


La idea, con cambio automático, de eterna autonomía; su inercia masa-masa recorre, por ejemplificar, una memoria infante, playera y llena de dulce familiaridad; su proyección crónica que súbitamente avanza a la adolescencia y presenta lo mismo: ¿goce?.


Tres o tercera, verbo que se arrepiente de lo actuado; llama al ascetismo y enfría, parcialmente, el calor de los mofles dispuestos a recibir el llanto. El clímax es cuarto, entre seis, para descomponerse en desenlace y, digamos, pierde la pulseada. Nulo (5): vuelta olímpica. El sexto espera la resolución de la conducta porque así se lo ha propuesto.


"Si amasijo a mi chica, borracho, y llamo por tel al que dialogue lo vano exagerado (Ay Carver), al tiempo soy solo. Pero no es soledad el rasgo que a las cosas las incrementa, más bien en su dimensión."


Mi problema amaneció en un departamento de Vicente López. Por un tripulante del Oeste combinados, pocos términos aconsejaron pautar ejercicios. Sin embargo corresponde reservar el canto a la trascendencia. Porque una vez cumplido será lo que fue y permanecerá, como las conservas: para otra ocasión.


Ocurre un problema, y no una ni menos teoría. Sirva de excusa el ejercicio del ejemplo: cuatro personajes agrupados de a dos. Dos parejas: dos machos, hembras dos en la cuestión; lo insoportable.


Varón I: Iré, querida, a viajar alrededor del castillo.


Mujer I: Te acompañaría si así lo desearas...


Varón I: ...


Mujer I: ...momento.


Varón I: Si te aburre la idea mi pesar es grave. Ven conmigo, querida, si lo queremos.


Mujer I: Tu camino endereza, cierto, mas a regañadientes. Insisto: no seas disperso, ¿me repito en vano?.


Varón I: Quiero que conmigo...


Mujer I: Así será, querido mío.


(El castillo es inmenso, por dentro opaco, y sus amplios claustros, dispuestos en complejos laberintos, confunden la dirección del sol que ilumina a la pareja.)


Varón II: Hete reina en el reino mío. Me perturba.


Mujer II: Sí, coronándome reina has del castillo que abandonaste. Rey, fuiste apresurado.


Del Varón II: Has flameado mis párpados mientras de paso virabas con impertinencia. La lectura pobre (un nombre sobreescribía tu rostro bonito). Ese tiempo de tipo nostálgico que recuerda gesticulando, reconoce -o echa en falta- un nutriente dietario.


Mujer II: Desaprovechas el tacto visitándote. ¿Y si cambias? ¡Eh, abre los ojos! Me has dejado con opción a otra compañia. Finges "volveré atrás y haré con riesgoso impulso la zaranda", pero dudas. Tu elección se cuelga de una vigencia. Hasme trucado por un sistema, no me invites a participar de él.


Varón II: No, la razón todo lo avala.


La pareja, en romance I, perdida.


7


(¿Qué se le hace al lechón?


Sin tecnicismos asumo, el descargo en improntas.


El tiempo que dura una caza, un cerco, el tránsito al tronco y la reformulación del nudo. Dentro, seis a once últimos vagidos. La cuchillada abre tajo que parece al fluir de la sangre redondo, y no es. Borbotea más imaginado y cuando acaba gotea.


Su muerte escandalosa germina tal que un hombre optará por el alejamiento. En def., la presencia del fin de chancho resultaría en efecto: la trascendencia desde un espacio en apariencia puro y amplio.


Salvadas estridencias, 2 movimientos han quedado estrechos al recuerdo: el ahogo y el lento acercamiento de párpados desde el perímetro mayor de los desorbitados (ojos cuyas pupilas, completas, esperaban mi contramarcha). El lechón, como el hombre, cuenta con la esperanza. Sobre lo ajeno confía en el intercambio.)


8


Contar tacos de una rueda de máquina tradujo el avance a números y el idioma se puso preciso. Y si un evento en pensamiento era sentido, así él representò un ademán. Un entendimiento fue postergado: el amor (qué casualidad).


Frente al desafío, contar lo amorfo bajo una normativa, la excepción ganó por goleada. Medio al azar la cosmología, el afecto y tiempo consintieron aunarse, plantear un caos. El, que nació en Confort.


Las exposiciones, nada es imposible, mutaron de bohonomía a fidelidad (técnica o mutua), al hacho fundamental de la especulación fina y totalizadora ("Todo responde al llamado, y éste se viste, desviste con todas las ropas hechas." C. Sibilla *2).


El tiempo tensó cada palabra y estiradas lo complicaron; antes fueron enteras.


9


Que tocar enjambres temáticos; el ascenso, el descenso, lo llano (sus coetáneos) y por último la velocidad. Se convierte un movimiento.


10


Fin. Dos escapes son cruzados por diversas tareas y otro corazón acercándose. Aún así llamea, abajo de todo, una ilusión su edad de señorita, voz la de un león y la fuerza, que ni a ella resulta expresa.


En la debacle de una excursión escolar a la catedral vi lo que al inicio, previo al abordaje de la na ve-da-da vuelta, la srta. sara segre nos adoctrinó: una lámpara (quemador) honrando a la tradición.


@Hacer algo capaz de entrar en los tiempos, purgas, distracción y consuelo.


@Descartó la estructura del caso (aislado y de plano), de repetición casual: no debía, no servía deber a una retórica abstracta y desconocida. Además dicen que el mérito es uso sin brillo y la secuencia un sinfín.


El ahogo es total y no rebalsa.


Vegetal.


Es monte tupido (gargajos de floripondio).


Si rebalsa es revolución/invoquemos.


Si escoge ser un error o traición.


Si se deja se apaga


como el fósforo de cera en la ventosa


y abajo sangre fluye,


recorre porciones redondas de piel.


Y la llama se apaga ergo pierde su nombre


y en el anonimato muere.


*2: C. Sibilla tenía una tortuga llamada Chipichipa.


Desesperación siente la tortuga cuando por un descuido el hijo de un matrimonio amigo la aplasta bajo la persiana. El caparazón roto:


a partir de esta fractura del devenir, el imponderable impuesto hizo presión.


Ya nada cambiaría el estado de las cosas. El tamaño de las tablasgarras podía incluso darse un lujo: desdeñar el postulado del avant passé.


Dos primos, Trapito y Juan, muerte sufrieron un par de vacaciones antes. Guardadas en un lavadero, de su vecina Margarita, sucumbieron al ataque de fieros roedores, El primer embate le comió al capitán Juan las manos, una pata que tuvo a babor y el rabo. A Trapito le lijaron su costra queloniosa. Margarita, de composición más joven, fue desaparecida. La incursión duró lo que un festín. Juan se hizo con el sueño.




Introducción


Mañana de lluvia: barro en las calles y gotas sobre las hojas. Me trae el mismo vehículo de siempre pero me deja en otro sitio.


*


Qué noche la de anoche! Cuántas porciones para una sola ensalada a dividirse por tres!


*


Todavía no es tiempo. Hay que calentar el auto antes, hay que ponerle cebador.


*


Por la ruta hasta la rotonda, por la rotonda hasta la cementera. En la cementera nos espera la gente.


*


Describir la situación.


*


La mesa es el mejor lugar para llamar al heladero. Se acerca, husmea, mete su lengua en cada oreja, se ata los cordones y se quita las medias. Sí: se ata los cordones y se quita las medias.


*


Si no hubiese llovido tanto no necesitaría comprarme botas. La ciudad es monopolio de los zapatos.


*


Si le pican las piernas, que se avive: no es la toalla, es la humedad del piso que se aleja más lenta que el verano.


*


En la cementera la casilla da vueltas sobre sí misma sin evitar que el pasto se seque. El pasto se seca siempre. El esfuerzo florece.


*


Mil quinientos pesos vale el más moderno, y no sirve para nada.


*


Alambre de a pulgada cuadrada que alguien ha enredado a la política municipal: dos lotes, una pala mecánica y unos niños gritones. El fiambre qui parla.


*


Mañana de sol, de margaritas y amor. Si fuese un pescado nadaría en arena, cada tarde, la distancia que hay entre la ruta y mi casa.


*


Las bisagras son al proceso lo que el procedimiento es al procedimiento. El procedimiento es al procedimiento lo que el procedimiento es al procedimiento.


*


El cielo se levanta como un telón. Detrás no hay nada. No está él, ni está ella. Tampoco hay perspectiva.


*


Buscaba los libros de la escuela en el cuartito de arriba, atientas porque nunca hubo luz tan fuerte. Era una araña la que me hablaba: oh, si pudiera recordar lo que tenía que decirte...


 


1. Adiós!


En plástico todo parece más...


*


No es lo primero una montaña, no es lo primero una guadaña: la voz del balín, la voz del balín cromado.


*


Una gira va y viene universal según medias instrucciones.


*


Tres camas navegan de noche por encima de los edificios. No tienen colchón, nadie hay recostado y el humor de los ciudadanos las hace flamear de río a río.


*


En el puma que trepa por las paredes como si las paredes se hubiesen inclinado noventa grados.


*


En la persiana a listones que los dedos de una vieja renga con pebetes en las orejas.


*


En los tres pisos, en el rincón más feliz donde el cuerpo de un linyera, en la feria que desde el balcón.


*


Voy al club a bucear en los estanques y me encuentro con mamá.


*


Por la derecha el camino se hace vertical, por la izquierda la vertical se extiende en el tiempo.


*


Preparar una mezcla para después de comer no es lo mismo.


*


Que retrete quien su rito de alcahuete: quien decán, quien de kin, también. Quien can con quien kin con.


*


Cada planeta tiene su bandera clavada en el más insólito de los ángulos. Cuando hay viento los pasos se esconden del polvo en sus dobleces.


*


Entre sus manos no hay madera que descanse.


*


En primera fila se sientan microbios a saludar a los mosquitos. Nunca vamos al c...


*


El campo es otra de mis atracciones, el campo frío y no muy verde: árboles, árboles, árboles.


*


De las rejas se descolgaban predicados sin sujeto: en la esquina se tomaban un agua sin soda y en la plaza florecían palmeras.


*


Puerta partida. Por ahí se pasa, por ahí tampoco.


*


Fue igual a como había sido antes.


 


2. Vida de barrio


Un boulevard de panaderías: 60


*


El barro se deshizo dos veces antes de ser anfitrión. Ahora deja, no porque no pueda, no porque quiera.


*


En él hemos hundido al diccionario. Se amplía, uf!, estalla. A cubierto nos llueven las cifras. Por favor, ingenieros!


*


El hallazgo se retrasa en sus frecuencias en la medida en que. La longitud sale a ningún lado por la boca del subte.


*


Me miro los zapatos. Los dedos habrá que sacrificarlos, se han teñido y parecen dedos.


*


Es hora de contar números. Segunda parte: por las dulces escalas del mármol corren ocres rehenes. Una mujer, un feto, un muerto, mis amigos y yo.


*


Tercera parte: en tantos minutos hay metros por más que se mire.


*


Cuarta.


*


Mástil de los abedules, tu cableado impune no ha sostenido jamás un mundo.


*


Cuando llueve hay ruidos que invaden la casa. No es ropa lo que tejen; saludan siempre a quienes se quedan.


*


De los ladrillos el rancho se ha ido hacia atrás. La jungla, tan techumbre, observa.


*


El dudo era nadar. Y ha salido por los barrios a resignar tantos que ni los electrodos se encienden.


*


Las barras y los licores guiñan de a pares el susto de no encontrarse. Entre ellos pasa una media.


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Para pintar no hay brocha que alcance.Es muy ancha la dorsal para tanto billete en región. Mejor volver.


*


Mejor volver.


*


 


 


*


 




Hormigas


Ernesto arellamo



 


 



 


 


 


 


 


 


 



 


 


 


 



 



Director: David Wapner / Equipo de textos: Sebastián Bianchi, Ezequiel Alemian, Manuel Alemian, Ernesto Arellano, David Wapner.


©1996-2004, para todos los autores incluidos en esta publicación.


 


 





Posted by viejextemaficcion at 3:01 AM
Updated: Monday, 2 February 2004 7:06 PM

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